A lo único que aspiro es a vivir… ¡pendejo!

Faltaban dos días para que concluyera su sexenio el ranchero de Santa Gertrudis, Rafael Hernández Ochoa, cuando un reportero se le acercó al entonces mandatario estatal, a quien le soltó la pregunta.
–Señor Gobernador, ¿a qué aspira ahora que deja la gubernatura…?
Y don Rafa, que ya frisaba los 80 años de edad, se le quedó viendo extrañado al tundeteclas, a quien espetó casi a gritos:
–Lo único a que aspiro es a vivir… ¡pendejo!