Colosio, una vez más

POR JULIO FENTANES

Y como cada año desde hace 22, los priistas se reunieron en torno al culto del asesinato de Luis Donaldo Colosio.
El mártir el tricolor.
¿Y de que les sirve reunirse en torno a su figura?
¿Cambió algo el PRI en las últimas dos décadas?
La respuesta puede ser muy abierta, tan abierta como cada quien la quiera ver.
Incluso va más allá.
Debería ser un evento para la reflexión y la autocrítica.
Seguramente Colosio no tenía la verdad absoluta, pero lo que es un hecho, es que un hombre como él, a quien educaron, prepararon, entrenaron y pulieron como joya para ser Presidente de México, si tenía una visión de que había que cambiar muchas cosas en este país, transformarlo en moderno.
Una nueva revolución pues, silenciosa y política, alejada de las armas y la estridencia.
El PAN en esos momentos sólo era un emblema.
La izquierda a través de un PRD que empezaba era lo que siempre ha sido en México, una bola de gente, algunos realmente izquierdistas pensantes y otros vividores de la política, busca puestos, agarrachambas.
De los demás partidos, ni siquiera embriones eran.
Sin embargo, ya se sentía en el país la necesidad de transitar no sólo a la democracia sino a los cambios profundos, para que el desarrollo fuera más plural.
El neoliberalismo salvaje estaba en su plenitud, todos lo veían como la panacea del desarrollo y bajo su esquema de enriquecer a unos para que estos a su vez repartieran la riqueza, era una utopía, que 20 años después se supo fracasó, porque los hombres elegidos para enriquecerse y que repartieran esa riqueza, no la repartieron, ni promovieron el desarrollo.
Es como una gran copa de champaña, la cual se llena hasta que se rebose y a partir de ahí, a los de abajo les cae algo de lo que se derrama.
Finalmente sus creadores aceptaron que fracasó.
Después de Salinas de Gortari donde hubo algunos cambios, México vive un par de décadas perdidas.
Estamos atorados.
Las reformas de hoy debieron haberse implementado hace más de 20 años.
A Colosio le tocaba.
El PRI se transformaría y cambiaría de nombre, Solidaridad, era el apelativo que sonaba.
Pero a los dueños del dinero no les interesaba ir a cambios tan profundos, querían sólo una maquilladita.
Esa maquilladita les costó la Presidencia de la República y que llegaran dos tipos con mucha ideología, pero que fueron ineptos para gobernar. Primero Vicente Fox un buen hombre que cayó en manos de Martita, y luego Felipe Calderón cuyo panismo acendrado no le permitió ver el horizonte completo.
Antes había sido Zedillo, el ganón con la muerte de Colosio, que no hizo nada, simplemente transitar hacia un país gris y ser cómplice de la muerte de Colosio.
En la geopolítica mundial, Zedillo sirvió a intereses que le pagaron muy bien, hoy es un multichambas internacional con tanto dinero que no le alcanza para gastárselo. Y su tarea fue destruir a Salinas, casi lo logra.
¿Por qué?
Esa es la gran pregunta.
22 años después del asesinato de Colosio, con el retorno del PRI bajo la batuta de Enrique Peña Nieto, entendemos que la transición hacia el desarrollo sigue siendo lenta y lastimosa.
Las grandes fuerzas económicas y los poderes fácticos se niegan a dar ese paso, quieren mas, y más y más y hacen lo que tengan que hacer para no quedarse afuera en el reparto del poder.
Todavía hay mexicanos brutalmente ricos, o brutalmente enriquecidos, como se quiera leer, que no les interesa el país, sino el poder, ser reyes o emperadores en un mundo donde la monarquía es ya más una carga para los gobiernos que deben mantener a sus majestades, que lo que obtienen de ellos.
La muerte de Colosio debería de servir para recordar que hay un México que le urge ser rescatado.
Pero no en pedazos, sino entero.
Que puede ser líder universal y no sólo comparsa.
Que necesita de la unión de los mexicanos y la solidaridad para avanzar, no las migajas para recordar que los muy ricos siguen teniendo el poder.
México está en el ombligo del mundo, orientales y occidentales quieren estar aquí, del norte y del sur también.
Ya no es posible mantener las puertas cerradas ni comprarnos ni vendernos a nosotros mismos.
PEMEX es el ejemplo. Claro que no va a morir, pero debió tener esta cirugía profunda hace 20 años, después de que la Quina fue a la cárcel, pero no se hizo. Y se lo llevó la fregada con miles de hombres que se enriquecieron porque el destino y sus cuates los pusieron ahí, desde el sindicato hasta los poderosos directores.
Y como PEMEX hay decenas de ejemplos, quizá no tan vistosos.
Por eso, el crimen de Colosio debe servir para rescatar el país.
No necesitamos estar en el Congo, ni en África central para que dictadorcillos sigan haciendo lo que les da la gana en detrimento del pueblo, ni para que vengan locos mesiánicos que hacen política del siglo antepasado.
El asesinato de Colosio debe ser el ímpetu para que las nuevas generaciones se apliquen en el rescate de este país, que no se hunde porque es de corcho, como chinampa azteca.
El crimen de Colosio debe desenmascarar a quienes utilizan su nombre sin ideología ni compromiso, para que permita a quienes si, que propongan cómo salir de la barranca.
Eso de un PRI cercano a la gente como dicen que decía Colosio, es demagogia, es más de lo mismo.
Colosio no quería un PRI cercano a la gente, sabía que nunca se lograría, por eso había que renovarlo desde adentro y cambiarlo, quería que la gente dejara de estar jodida y que el desarrollo finalmente se alcanzara.
Por eso lo mataron.
¿O no?