47 cráneos en una fosa… y muchas dudas ociosas

Ocho de la noche del domingo 19 de marzo. Llega al celular una alerta informativa de Milenio. “La Fiscalía de Veracruz informó que hasta el momento han sido extraídos 47 cráneos de las fosas de Alvarado”. Primera reacción mental: Un horror, y ni así va a pasar algo. Segunda reacción: ¿Por qué no va a pasar algo? Van respuestas. –Porque esos muertos son, eran, en su mayoría, gente pobre, o muy pobre, cuyas familias carecen de capacidad para presionar al poder, a los medios, al resto de la sociedad. –Porque no es, ni por mucho, la primera fosa de la que surgen decenas de cadáveres, y si antes no pasó nada, ¿por qué habría de pasar algo ahora? –Porque mucha gente cree que los ahí encontrados son malos, que algo malo hicieron, que merecían ese infierno, que son distintos a mí, que a mí no me va a pasar nada, porque yo no “ando en malos pasos”. –Porque estamos resignados a que es inútil espantarse si sabes que los gobiernos no tienen, no han desarrollado, la capacidad para procesar la identificación de esos cuerpos antes de que surjan nuevas fosas, nuevos restos. –Porque la noticia cayó en puente. –Porque si identificar los cuerpos será un proceso largo y fatigoso, doloroso para las familias de cada desaparecido, esperar que se haga justicia a todos esos asesinados, o siquiera a la mayoría, es vivir fuera de la realidad. –Porque creemos que esas noticias (esas realidades) no mueven al dólar ni afectan a las inversiones foráneas, acaso dañen (un poco más) la imagen de México en el mundo, pero si los visitantes extranjeros siguen viniendo, entonces para qué tanta alharaca. –Porque en este país terminamos por creernos eso de que en México nos reímos de la muerte, la vida no vale nada, la muerte tiene permiso, la violencia es parte de nuestra herencia prehispánica, siempre ha habido violencia, nada más que ahora las redes sociales hacen de todo un escándalo. –Porque hay gente que ha tenido cierto éxito al desprestigiar a las organizaciones independientes de derechos humanos, por lo que algunos las ven como una lata, un negocio privado, defensores de malhechores, enemigos de las Fuerzas Armadas. –Porque las organizaciones de derechos humanos del Estado mexicano están rebasadas, desgastadas, con ceguera de taller, y porque esos órganos independientes terminaron contagiándose de burocratismo e indolencia. –Porque la oposición (cualquier cosa que eso signifique hoy en nuestro país) no va a decir nada para que el PRI no les diga nada en los estados en los que la oposición gobierna (es un decir). –Porque Graco Ramírez dice que Javier Sicilia es poco serio, porque otros dirán que ya ven, les dijimos que Emilio Álvarez Icaza lo único que quería con sus denuncias en la OEA sobre la gravísima situación de derechos humanos era construir una candidatura presidencial, así que no politicemos el tema, dejemos a las autoridades hacer su trabajo, y que caiga todo el peso de la ley… –Porque un gremio periodístico desunido nunca podrá denunciar en toda su dimensión la tragedia que estamos viviendo. (Fuente: El Financiero, “La Feria”; Salvador Camarena, 21/MARZO/2017).