A las aportaciones ciudadanas, hay que sumar los impuestos y derechos extraordinarios, que podría el Estado imponer a los contribuyentes, con carácter extraordinario y por única vez

Después de la oferta pública del líder nacional de MORENA, la propuesta del licenciado Andrés Manuel López Obrador, se cuantifica en ciento tres millones de pesos, para contribuir al Fondo para la Reconstrucción y reparación de los daños, de las víctimas del terremoto del 19 de septiembre de este año. El PRI que ha sido el más crítico de las acciones y declaraciones de López Obrador, al descubrir el clientelismo político que ha despertado en la población el respaldo de MORENA, ya se sumó a la propuesta y su dirigente nacional Enrique Ochoa Reza, manifestó en conferencia de prensa, que los tricolores dispondrán de doscientos cincuenta y ocho millones de pesos del subsidio que les corresponde, para sumarlos al Fondo Nacional para la Reconstrucción.

Y aunque los líderes nacionales de los restantes partidos políticos, principalmente PAN y PRD no han dicho de qué tamaño será su compromiso con los damnificados del sismo; ayer el presidente del INE Lorenzo Córdova declaró que todos los partidos políticos habrán de respaldar la reconstrucción por los daños materiales del sismo, que hasta la fecha lleva registrados entre dos mil trescientos y tres mil ochocientos cuarenta y ocho edificios siniestrados, solo en la Ciudad de México, donde murieron hasta el día de ayer doscientos ochenta y seis ciudadanos en la llamada tragedia sin fin.

Lo que no dijo Lorenzo Córdova, es con cuanto se sumarán al Fondo Nacional para la Reconstrucción, los consejeros y altos funcionarios del Instituto Nacional Electoral que preside el propio Lorenzo; y por la eficiencia que viene demostrando al cabildear con los líderes de todos los partidos sobre sus aportaciones al Fondo, por ahí también, debería encargarse de convencer a los Magistrados y Jueces del Tribunal Federal del Poder Judicial Electoral, quienes cuentan para éste y el próximo año, con presupuestos multimillonarios que no se justifican frente a la pobreza de los sesenta y cinco millones de mexicanos que viven en condiciones de miseria y pobreza extrema; y tampoco se justifican frente a las necesidades de quienes perdieron todo a consecuencia de los dos últimos temblores.

La sociedad civil, como siempre, ha demostrado su solidaridad con los damnificados de los sismos, y a tal grado han llegado sus generosas aportaciones, que la Cruz Roja ha pedido que las aportaciones de agua para consumo humano y ropa, se suspendan, puesto que ya no hay lugares donde almacenar los excedentes y sobrantes, que quedaron después de satisfacer las necesidades básicas de los damnificados. Por lo que hace a las cifras de personas fallecidas; cuerpos humanos rescatados y sobrevivientes por rescatar, sin duda pasado un tiempo razonable se harán los ajustes correspondientes, para conocer las cifras más cercanas a la verdad y magnitud de la tragedia.

La discusión inicial conque querían evitar las aportaciones de los partidos políticos, quedó sin materia cuando los estudiosos del derecho presupuestal, dejaron bien claro que es la Camara de Diputados, la que puede en una sesión extraordinaria, autorizar el cambio a las partidas de los recursos millonarios que se habían destinado para los partidos políticos y que hoy tendrán otro destino para remediar los males que sufre la población afectada. De la misma manera todas las demás aportaciones que requieran de un aval de los legisladores, podrán obtenerse con aprobación de los legisladores en sesiones extraordinarias; y si fuera necesario, recurrir a la captación de otros fondos no incluidos en el presupuesto ordinario del gobierno federal; podría recurrirse al establecimiento de contribuciones de carácter extraordinario, para satisfacer las necesidades, también, de carácter extraordinario.

Es decir, llegada la extrema necesidad de recabar fondos para la reconstrucción y apoyo a los damnificados de los dos temblores, podría el Poder Legislativo, autorizar un tributo extraordinario, que por un asunto de carácter extraordinario, se pudiera agregar a la carga tributaria del año en curso o del siguiente, cuyos fondos se destinarían a un solo propósito, que es el que acabamos de mencionar. La avaricia, las ambiciones personales y la falta de solidaridad social, tendrán que quedar en el olvido, para que se imponga en todo momento la solidaridad de los poseedores de la riqueza, en favor y por la sobrevivencia de quienes por causa de los dos temblores, nada tienen para seguir luchando por la vida.