A río revuelto

En la entrega anterior, cuando ya el tema de las mujeres y su exigencia de frenar los feminicidios había alcanzado las primeras planas de muchos diarios extranjeros, además de los nacionales, apuntaba cómo la tibieza de la respuesta gubernamental estaba siendo aprovechada políticamente.
La convocatoria para el paro del nueve de marzo todavía no estaba en la agenda, pues adquirió gran dimensión muy rápidamente, pero ya muchos conservadores se habían montado en el tema de las mujeres para hacerse notar. Pues bien, no han parado. Resulta que aquellos que sistemáticamente han pisoteado los derechos de las mujeres ahora son muy feministas, le exigen al gobierno soluciones, las mismas que no dieron cuando tuvieron oportunidad de hacerlo.
Como en todo movimiento social hay una bandera común, pero muchas tonalidades. Hay contradicciones, opiniones divididas respecto a ciertos puntos o, de plano, encontronazos y aguijones que se expresan o se clavan constantemente en las redes sociales.
¿Deben o no participar los hombres? Quizá tienen razón quienes dicen que es necesario hacer ver que se trata de una acción feminista y evidenciar la importancia económica, política y social de las mujeres. Los hombres que han trabajado junto con las mujeres por sus derechos se sienten hechos a un lado. Refraseando algo que dijo Marcela Legarde (“no necesitamos solidarios sino desertores del sistema patriarcal”) considero que los hombres solidarios son los que ya han desertado del sistema patriarcal o mínimo les resulta claro cómo actúa este sistema, que ya es un gran paso. Esos hombres por lo menos nos acompañarán desde sus lugares habituales y no nos denostarán en las redes.
¿La violencia feminicida es culpa del gobierno? Por lo menos no es culpa del actual gobierno, porque la violencia de género no comenzó hace un año. Es responsable sí, de ofrecer programas de acción y políticas públicas operativas para hacer frente a la violencia contra las mujeres. Se le puede reclamar no haber actuado en correspondencia con la gravedad del problema. El Presidente puede recriminarse a sí mismo no haber seguido el consejo de Churchill, no vio la oportunidad en la dificultad. La secretaria Olga Sánchez Cordero hizo lo que se aconseja en la comunicación de crisis, salió a ofrecer disculpas, a admitir que no se actuó como se esperaba y que ahora el tema de los derechos de las mujeres será prioridad del gobierno. Y le asiste toda la razón: “llegaron tarde” y ese error político se paga. Aunque para ser justos, debemos recordar que ha sido la izquierda la que ha luchado por los derechos de las mujeres. Las cuotas de género las tenía el PRD antes de que fueran obligatorias y fue ese mismo partido el que apoyó la legalización de la interrupción del embarazo en la Ciudad de México, con muchos integrantes que ahora están en Morena.
¿Qué onda con los empresarios? Otros que están queriendo quedar bien con las mujeres son los empresarios. Ya está circulando una lista de empresas que apoyarán a sus trabajadoras que no acudan a sus labores el 9 de marzo. Y la encabeza ¡Wal Mart! Sí, leyó bien, la misma empresa que fue demandada por 1.6 millones de mujeres por discriminación y que se salvó gracias a un juez conservador. Otras cadenas de tiendas de autoservicio también se apuntaron en la lista de los buenos. Si realmente quisieran colaborar con la causa de las mujeres deberían pagar salarios decentes. Y asignar un salario a las mujeres (y en este caso también a los hombres) que trabajan como empacadores en sus establecimientos. Durante años, esa labor la hacían niños y las empresas alegaban el impedimento jurídico de contratar menores de edad. Ahora, el trabajo lo realizan personas de la tercera edad y continúan sin pagarles, a pesar de que hacen una tarea necesaria. Endosan la responsabilidad a los consumidores. Es preciso identificar estos gestos hipócritas de apoyar el paro, aunque por lo menos esas trabajadoras no se quedarán sin el salario de un día.
¿Paro institucional? También algunas dependencias y universidades se han pronunciado para apoyar el paro, aunque debe entenderse que no es una dádiva, que otorgar el día no es la respuesta que se espera. El paro es para exigir atención a la violencia sistemática contra las mujeres con programas coherentes y aplicables en el corto, mediano y largo plazo.
¿Y los políticos? Bueno, pues ellos tienen su mala fama bien ganada. Resulta que el PAN y México Libre se suman al paro de mujeres. ¿Creerán acaso que ya se nos olvidaron las acciones concertadas con grupos como Pro Vida y la iglesia para evitar que se aprobaran leyes estatales para legalizar la interrupción del embarazo y con ello evitar un cambio constitucional? A la mayoría de las feministas no se nos olvida, pero habrá una franja de ciudadanos a los que les debemos recordar que estos políticos de derecha han sido los enemigos más recalcitrantes del ejercicio pleno de los derechos de las mujeres.
¿Qué queremos? No importa si se trata de feministas moderadas o radicales, no importan las etiquetas. Importan y mucho, los seres humanos. Es muy simple. En lo inmediato, exigimos que se detenga la violencia feminicida. Los casos de Ingrid y la niña Fátima nos estremecieron, pero es cuestión de echar un vistazo a las primeras planas de los diarios de circulación nacional para ver que esa infamia continúa como si nada: una niña de ocho años asesinada en Cancún, cinco feminicidios en Edomex, Puebla y Tijuana, desaparición de una mujer y su hija de tres años en Tláhuac, sólo en dos días y sin tomar en cuenta lo que recoge la prensa de los estados. La propia Secretaría de Gobernación reporta un incremento de 91% en delitos de tipo sexual.
Queremos ser libres de andar por la calle sin temor a ser desaparecidas o agredidas. Protestamos porque el primer delito, en registros oficiales, aumentó 20%, más la cifra negra. Ya ni mencionar que las agresiones en la calle generalmente no son denunciadas porque difícilmente el agresor será castigado, en cambio, es muy probable que las mujeres sean cuestionadas moralmente. Para muestra, está el caso de la saxofonista oaxaqueña María Elena, en el que se ha denunciado dolo de las autoridades que termina siendo complicidad con el agresor, un político local, empresario y exdiputado.
Exigimos leyes que garanticen igualdad salarial y los reglamentos correspondientes para que sea posible solicitar auditorías a las empresas o dependencias que tratan con discriminación a las mujeres trabajadoras.
Una justicia que haga honor a su nombre. Está documentado que los costos en justicia son mayores para mujeres y también que las mujeres sufren condenas mayores que los hombres por los mismos delitos. No más madres separadas de sus hijos porque el padre les dio “madruguete” con una solicitud de guarda y custodia. Se requiere también un marco legal que haga más expedita la entrega de pensión alimenticia. Muchas mujeres padecen violencia económica porque cubren las necesidades de sus hijos o pagan la ayuda legal para obtener la pensión.
Queremos que la sociedad sea capaz de ver cómo históricamente las mujeres han sido relegadas a sitios marginales. Cómo se expresa la discriminación en muchos momentos de nuestra vida cotidiana. ¿A nadie le saltó el dato de que Harley Quinn no era nada sin The Joker? ¿Qué ya no siendo su novia no merecía respeto y era totalmente vulnerable? ¿Y que fueron necesarias tres superheroínas para tener algo de fuerza?
Queremos que se vean los problemas grandes y los pequeños, que se tenga una visión general de una sociedad desigual para poder atacar el problema.
No más pretextos, no más excusas, no sólo declaraciones. El río podrá estar revuelto, pero queremos expulsar a los pescadores oportunistas de siempre para que se vea que lo que mueve el agua es la exigencia de igualdad y de justicia para las mujeres.
ramirezmorales.pilar@gmail.com