Abrazos, mientras nos ponemos de acuerdo

“Lo normal, decía Tía Lydia, es aquello a lo que te acostumbras. Tal vez ahora no os parezca normal, pero al cabo de un tiempo os acostumbraréis. Y se convertirá en algo normal.”
(El cuento de la criada, de Margaret Atwood).
A propósito de su reciente libro Quichotte, Salman Rushdie en entrevista expresó que mientras la escribía, “la idea de que el fin del mundo es algo cercano se hizo literal. Dada la catástrofe ecológica que estamos viviendo, la hipótesis no es muy disparatada. Por otra parte, este libro es una meditación sobre la muerte; tanto el protagonista como su autor imaginario reflexionan constantemente acerca de la inminencia de su propio final. La metáfora del fin del mundo se puede interpretar como una representación simbólica de la desintegración de la cultura tal como la entendemos. O como una imagen del escritor que reflexiona acerca de su propia desaparición. Quichotte pierde el sentido de la realidad viendo series y programas de televisión basura. En cuanto a la fantasía, siempre me ha interesado la ciencia-ficción y en la novela recurro a ella en muchos momentos. Hay situaciones fuera de lo normal, objetos que hablan con el protagonista: un arma cargada, la pantalla de televisión, la estatua de Hans Christian Andersen que hay en Central Park…”
Lo que me recordó que mientras “nos ponemos de acuerdo” a ver que chingaos hacemos para que no se nos vaya de las manos el mundo, al menos démonos un abrazo todos los días, digo un abrazo de amor, amoroso si gustan, sincero, cordial, de a de veras, no como el beso de Judas, en todo caso serían “besos y abrazos”, quizás así la situación de la Humanidad mejore; claro, no sé a dónde lleguemos con eso de “abrazos, no balazos”, porque ni siquiera somos tolerantes cuando el hecho se consume dándonos besos entre el mismo género, sexo e inclinaciones. Ni siquiera prologamos con el inicio de un diálogo; todo lo contrario, radicalizamos el “sí” o el “no”. Así ni a la esquina, porque justo aquí –incluso adentrito de la “casa = familia”-, tranquilamente surgen los “peros”: violencia, pobreza, enfermedades, solapamientos, encubrimientos, odios, rencores y un chingaderal etcétera.
Supe por ahí que cada 21 de enero, se celebra el Día Internacional del Abrazo. Excelente. Dicen que fue creado en enero de 1986 por Kevin Zaborney en Estados Unidos, y que se celebró por primera vez en Clio (Michigan) y cada vez gana más adeptos. Comentan que la finalidad es abrazar a tus seres queridos, amigos o extraños, no importa a quien abraces, porque los abrazos –no lo dudo ni tantito- tienen muchos beneficios para la salud.
Año 2020, mis amables fans. Ahí les van mis abrazos virtuales, y cuando los encuentre, no duden de ese abrazo fraternal… Bueno, también el beso.
Estoy con Oscar Wilde, cuando uno de sus personajes en El retrato de Dorian Gray, dice: “Realmente nos equivocamos siempre respecto a nosotros mismos y comprendemos rara vez a los demás”. Luego escribe: “Hoy día la gente conoce el precio de todo, pero no sabe el valor de nada”. ¡Gulp! ¡Y lo escribió a finales del siglo XIX!
Los días y los temas
La talentosa y guapa periodista Claudia Constantino escribió en su Facebook: “Pregunta para comenzar la semana: ¿Por qué los funcionarios ineptos son inamovibles?” Bueno, pregunta diaria, en realidad. Yo creo que la respuesta está implícita en la misma pregunta. Quien tenga oídos…
De cinismo y anexas
Enhorabuena, mi estimadísima Dalia Pérez Castañeda. En su Facebook posteó: “Me siento muy emocionada, a partir del lunes me sumo al equipo de EXA FM 98.5 como titular de radio noticias, al aire de lunes a viernes de 2 a 3 pm. El equipo de trabajo prepara para ustedes una revista informativa amena. ¡Espero nos escuchen! Gracias Ricardo Rivas por la invitación…”
Antonio Tabucchi escribió: “Es necesario reivindicar el derecho de soñar. Quizá pueda parecer un derecho de poca monta. Pero, si se reflexiona sobre ello, aparecerá como una gran prerrogativa. Si el hombre es capaz todavía de nutrir ilusiones ese hombre es aún un hombre libre”.
Ahí se ven.