Alberto Silva

Cuando el primero de diciembre de 1988, el gobernador Fernando Gutiérrez Barrios anuncia su incorporación al gabinete de Carlos Salinas, una parte del equipo se queda y otra recibimos la invitación de ir a México a trabajar a la Secretaría de Gobernación.
El lugar de la Coordinación General de Comunicación Social que quien esto escribe abandonaría, pasaría al mando de Roberto Villarreal, periodista de Excelsior que había decidido quemar sus naves y venirse con don Fernando desde la campaña.
Antes de ocho semanas Villarreal fue puesto “patitas en la calle”, ya que el interino Dante Delgado traía a su gente y eso era muy entendible. Así, el atlético periodista fue obligado a presentar su renuncia “por motivos de salud”, que era lo último que le afectaba.
Entendible que tras los relevos vinieran los coletazos de cierta prensa y columnistas afines a Dante empeñados en desacreditar el trabajo de la comunicación social del gobierno gutierrezbarrista.
Pero no pasó de ahí.
Ni Villarreal, ni quien esto escribe padecimos, fuera de dos que tres madrazos, amenazas de cárcel o investigaciones ministeriales. La firma en ese entonces del Coordinador General de Comunicación Social valía 7 mil millones de pesos.
Hoy los tiempos cambian.
La Coordinación ha tenido una serie de altibajos, pesadumbre y podredumbres y hasta desquites como esa de meter a la cárcel al coordinador Sabas Huesca Rebolledo acusado en 2004, del desvío de 29 millones 332 mil pesos por publicidad que según dijeron, los obtuvo al inventar pagos de publicidad.
Nunca se le comprobó nada y un amparo lo puso en libertad.
Ya para con Duarte todo se descompondría y tocaría al sucesor, Miguel Angel Yunes cobrar venganza contra Gina y Silva, dejando pendientes en aparente olvido a Pavón e Irma Chesty.
Así, la herramienta de la comunicación social quedó convertida en el ariete mediático del gobierno de Miguel Angel Yunes Linares, quien a través de Javier Duarte y el Duartismo encontró su modus vivendi político.
Gracias a ello ganó la gubernatura… y quiere más: la herencia dinástica para el cachorro Miguelito, su hijo.
Por ello no hay día, desde que ganó la nominación en junio del año pasado, en que no saque la bandera de la honestidad, la persecución implacable contra esos malandros, el del superhéroe del “¡Nos vemos a la salida!” como ha amenazado a Alberto Silva, hoy objeto de nuestro comentario.
Teniendo una relación de carácter profesional con este político tan cercano a Javier Duarte, algún día me preguntó qué opinaba de su inminente designación como Coordinador de Comunicación Social.
Le respondí que sería su tumba: “nunca quedará usted bien con el gremio ya que es un barril sin fondo y siempre será considerado un ratero”, le dije.
Silva sería el Coordinador.
Dejamos de vernos prácticamente el resto del sexenio por mi postura crítica hacia el gobierno de Duarte hasta que al arranque de Miguel Angel me encuentro con que a su paso por el área de prensa lo señalan de dejar pasivos por cientos –que digo cientos- miles de millones de pesos y que es el mismísimo diablo sin calzones, pues.
Nadie, beneficiarios incluidos, se ha atrevido a escribir una línea en su favor tengan o no razón sus verdades, la tengan o no sus argumentos jurídicos, sean o no fakenews, lo que se escribe sobre él.
Todo es parcial. Todo en su contra.
Al conjuro de su nombre todo es nefasto, basura, raterías. Tabla rasa. Ni una pizca de nobleza a cambio de la cascada de ayuda de todo tipo a dueños de medios, columnistas y radiodifusores, particularmente a uno, un chaparro inquieto, quesque líder en radio, quien como testigo protegido, lo ha señalado de multimillonario robo.
Es el mismo que empinó a Gina para que fuera llevada a Pacho. El mismo sobre quien se cierne una demanda millonaria por difamación, daño moral y falsos testimonios incriminatorios.
Con este de corta estatura está otro del doble de tamaño, es un editor del norte quien también se prestó al juego como denunciante encubierto.
Eso es lo que se ha observado a lo largo de casi 18 meses de denuncias en su contra. Silva se presentó incluso en julio pasado a la Fiscalía para preguntar de qué se le acusa y nadie lo atendió. Solo le falta ir a Pacho para pedir le abran la puerta de una celda y voluntariamente esperar a que le armen la carpeta.
Pero bueno, nos encontramos hoy, sin embargo, en la prensa estatal y nacional con dos notas de un mismo tema que ponen al descubierto ese manipuleo informativo.
Por una parte el gobierno del estado da cuenta a través de sus medios maiceados que este personajazo a quien llaman guajolote o cisne desplumado, no sé, con que un “juez le niega amparo a Alberto Silva en caso que sigue la Fiscalía por desvíos que superan los dos mil millones de pesos para promover la imagen de Duarte”.
“Con ello el ex vocero pretendía conocer el nombre de los testigos clave en las acusaciones en su contra, pero no será así”, dice la gacetilla.
En la contraparte, la edición de Mileno, México, cita que “ordenan a la Fiscalía revelar identidad de tres testigos que acusaron al exfuncionario de Duarte”.
En el texto de la nota cita:
“Un juez federal otorgó una suspensión a Alberto Silva, medida cautelar que impide a la Fiscalía de Veracruz determinar la carpeta de investigación que inició contra el diputado federal del PRI, a quien indaga por el presunto desvío de más de mil 500 millones de pesos durante la gestión de Javier Duarte”.
Y concluye:
“Milenio tiene copia de la resolución emitida por el juez Jesús Arturo Cuellar Díaz, juez Décimo Séptimo del Distrito con sede en Xalapa donde se ordena revelar los nombres de tres testigos con identidad reservada que señalaron a Silva de cometer tal desvío”.
¿Quién miente? ¿A quién creerle? ¿Cuál es la verdad verdadera?
“No se puede inculpar a nadie solo porque lo dice el gobernador”, comentó a este periodista un alto funcionario de la Oficialía Mayor, de la Secretaría de Gobernación que encabeza Miguel Angel Osorio Chong, luego de recibir a un senador de la república de Veracruz.
Algo ya no gusta en el centro de la república.
El centro de poder y conflicto no duda del criminal saqueo vivido en Veracruz, pero le es inadmisible el manipuleo político y que se magnifique todo –a cualquier duartista lo acusan de robo de miles de millones sin que los detengan, ni les incautan el dinero y sí, se pacte con ellos en lo oscurito-.
Acaso por ello en Congreso de la Unión no permitió el desafuero contra Tarek Abdalá y Alberto Silva, luego de observar las carpetas y documentación chafa que presentó el propio Fiscal quien acudió humildemente a la cámara de diputados recibiendo un portazo en la cara.
No hay duda que las fakenews del gobierno de Yunes, es el deporte favorito del Fiscal Jorge Winckler.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo