Al valorar lo hecho en estos cuatro años de gobierno municipal habrá que destacar la capacidad del alcalde Américo Zúñiga Martínez por coexistir política e institucionalmente con dos gobernadores muy “especiales”.
Por una parte, un Javier Duarte presa de un hambre voraz que para saciarla le llevaba a mantener “la licuadora” encendida todo el tiempo para tomarse sus licuados financieros, en los cuales se fueron las participaciones federales del 2016 de los 2012 municipios veracruzanos, siendo Xalapa uno de los principales afectados con una deuda todavía pendiente por más de 250 millones de pesos.
Por otra, el actual mandatario estatal que todo lo observa con la óptica de la membresía política y quien no pertenezca a su club, está contra sus intereses. Ahí ha estado el alcalde xalapeño, anteponiendo el trabajo para generar bienestar y hacer más obras que sus antecesores.
Hay que reconocérsele que sin ser hijo del gobernador en turno, Zúñiga Martínez está pasando a la historia por ser el mejor alcalde de todo el estado, y esto le catapulta a nuevas responsabilidades que al final de su actual encomienda lo convertirán en factor de rescate de toda una fuerza política que encuentra en él, al más emblemático resucitador de la credibilidad y confianza ciudadana.
Por algo, #Confianza es el identificador del IV Informe de Gobierno del alcalde Zúñiga Martínez.
