AMLO: Cumplir o no cumplir; that is the question (Shakespeare)

Aunque algunos analistas políticos, todavía no encuentran la justificación razonada que explique la contundencia de votos en favor del licenciado Andrés Manuel López Obrador, quien durante todo el proceso electoral, se asumió como ganador de la contienda, el poder “casi absoluto” que recibió el día de la jornada electoral, da la respuesta al porque, todo mundo se ha doblegado; y sin esperar más tiempo, vimos al sector empresarial, a los dueños de México y al gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto; reconocer el triunfo inobjetable del tabasqueño líder de Morena y buscando llegar a acuerdos para conservar privilegios obtenidos al amparo del viejo régimen.

Doce años atrás, parecía imposible que algún día el licenciado López Obrador alcanzara el liderazgo indiscutible que hoy detenta sobre más de 30 millones de mexicanos, quienes en forma abierta y de cara a la nación, hicieron uso del sufragio efectivo que consagra la Constitución, como instrumento de expresión de la Democracia en su más amplio sentido, tal como lo ha definido reiteradamente el presidente electo.

Hay quienes acusan a AMLO, de venderle “su alma al diablo”, y otros que lo señalan de “prometer para vencer y después de haber vencido, nada de lo prometido”, partiendo de que a través de sus colaboradores cercanos “ha comenzado a recular” de sus principales ofertas de campaña; ojalá que no, porque las expectativas de los distintos sectores sociales, caerían por su propio peso y no habrá nada ni nadie, que lo justifique ante el electorado nacional.

Hasta el día de ayer, los inconformes de siempre, rencorosos y mezquinos, ya contaban seis incumplimientos de las múltiples promesas de AMLO, sin considerar que ni siquiera ha recibido su constancia de mayoría y que la responsabilidad presidencial contraída por el próximo Jefe de las Instituciones Nacionales, se iniciará, cuando comience su gobierno el Uno de Diciembre y no antes.

Los Senadores y Diputados Federales del próximo Congreso (de MORENA), no representan mayor peligro para reformar la Constitución Política de la República; tendrían que cooptar a otros Senadores y Diputados para lograr la “mayoría calificada” y con el Constituyente Permanente, tener “el poder absoluto”, que nadie quiere entregar al Ejecutivo, como ya ha quedado demostrado en los intentos de prórroga de mandatos o de poder transexenal que algunos expresidentes de México intentaron, sin resultados favorables.