AMLO: Descarta un golpe de Estado

A partir del operativo fallido para la captura de Ovidio, el hijo querido de Joaquín “el Chapo” Guzmán, se han filtrado rumores sobre la renuncia de Alfonso Durazo, Secretario de Seguridad Nacional y hasta de el general Secretario de la SEDENA Luis Cresencio Sandoval, todo porque el general de división en retiro Sergio Aponte Polito, expresó (según se dice) ante un grupo de amigos y correligionarios, el “enojo y decepción” de personal militar, por el trato recibido durante el pasado acontecimiento de Culiacán, Sinaloa.

En redes sociales se ha difundido que los elementos de la SEDENA, se encuentran “ofendidos como soldados” por el mediocre papel que les ordenaron representar, ante la detención y posterior liberación del narcotraficante Ovidio Guzmán. Por otra parte, fuentes oficiales del gobierno, han desmentido la supuesta advertencia de que la guardia nacional sustituiría a los altos mandos de la SEDENA, en una estrategia mal entendida de minimizar sus intervenciones en la lucha contra el narcotráfico y la criminalidad.

Y aunque sigan apareciendo anónimos en las redes sociales y comentarios que llevan toda la mala intención de criticar al gobierno de López Obrador, nadie debe olvidar, que los intentos por la transformación del país para reivindicar a los marginados y el ejemplo de austeridad y honestidad del presidente, representan la contraofensiva de Andrés Manuel, para aquellos que fuera de sus cabales, han difundido que Mexico “arde”.

La afirmación calumniosa de que nuestro país se ha convertido en “tierra fértil” para un “golpe de Estado” solo existe en mentes calenturientas, que no dimensionan el derramamiento de sangre y desaparición de la Paz, que están garantizados por un régimen democrático. Los mexicanos de manera consciente y sin violencia, con una vocación democrática y pacifista, mediante elecciones derrocaron al PRI, desecharon el autoritarismo del PAN y esperan con optimismo resultados del gobierno de AMLO.

Le asiste toda la razón al Presidente, para descartar un golpe de Estado, porque el 65 % de aceptación popular que lo respalda, es superior al número de críticos y mal intencionados que le desean fracasar. Por eso no hay que olvidar el holocausto de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil Española, durante el franquismo y el derrocamiento de Salvador Allende;
que pretendieron sepultar a la democracia, desangrando a la población y sembrando muerte y desolación.