AMLO: No debe haber gobierno rico y pueblo pobre

El enfoque que se observa a un año de haber tomado posesión el Presidente Lopez Obrador, es totalmente diferente al del sistema político tradicional mexicano, puesto que en el año 2000, con el triunfo de Vicente Fox, abanderado por el PAN y su sucesor Felipe Calderón, se esperaba un cambio radical del gobierno, pero al final resultaron más de lo mismo, puesto que la corrupción, criminalidad e impunidad prohijados por el tricolor, se incrementaron con los herederos de Gómez Morin.

La vuelta al gobierno de la República, por un candidato confeccionado en imagen por Televisa y el PRI, resultó peor para los mexicanos, debido a que la corrupción, la criminalidad y la impunidad se incrementaron en forma exponencial, llevando a la desesperación a más de la mitad de la población que continúa viviendo en la más completa miseria y abandono del Gobierno Federal junto con los Estados y Municipios.

De mero adorno en la Constitución, se dispone el respeto a los Derechos Humanos, a la diversidad cultural y el acceso a la educación pública, laica, gratuita y obligatoria, si los intereses creados, no permiten que las políticas de desarrollo social lleguen a sus destinatarios.

Lo mismo se puede decir de los artículos 5 y 123 constitucionales, que disponen la libertad de trabajo y asociación gremial a través de los sindicatos para la defensa de sus derechos; si las autoridades del ramo están siempre al servicio de la parte patronal, de las cúpulas empresariales y de los sindicatos corporativos que reciben los beneficios de la manipulación de la fuerza laboral.

De ahí que en el discurso le asiste toda la razón al Presidente AMLO, al asumir el compromiso de acabar con las desigualdades sociales y de repartir la riqueza pública a la población indígena, a los hombres y mujeres de la tercera edad, a los jóvenes que no encuentran empleo ni escuelas donde prepararse para elevar su nivel de vida y el reforzamiento en las medidas de control para acabar con el latrocinio burocrático, que a través de los moches, diezmos y gratificaciones, solo ha servido para generar nuevos ricos en los últimos treinta años.

Lo que pocos entienden es que el Presidente Andrés Manuel, tiene un modo de gobernar diferente a las formas que regían antes de que la inmensa mayoría de los sufragantes, votaran en favor de López Obrador, y que ahora lo hicieron con la esperanza de que el Presidente cumpla, tal como lo viene haciendo, con sus promesas de campaña.