Anaya y Meade

Son el brazo político de los socialite
Durante sus respectivas campañas aseguraban, con impostada vehemencia, que su interés por llegar a la presidencia era para poder servir a México, decían morir por ello.
Alardeaban tener la solución para todos los males que aquejan a la nación y con un rictus de angustia, señalaban que un voto para López Obrador era un retroceso.
Hoy los dos señoritingos (AMLO dixit), brillan por su ausencia y no aportan nada del talento que presumían, para mejorar en algo, ya no al país, sino a sus partidos.
Justamente esta actitud, nos sirve para obtener más elementos que nos ayuden a entender el avasallante triunfo del actual presidente: los referidos son políticos de probeta, diseñados por los publirrelacionistas electorales.
Sin la comodidad del despacho no se hallan, les da hueva el trato cotidiano con el ciudadano de a pie, sólo se acuerdan de ellos en época electoral.
Esto no es cosa menor. La idea de que ‘las benditas redes sociales’ son suficientes para ganar una elección no tiene asidero con la realidad, son un magnífico complemento que no sustituye, aún, el cuerpo a cuerpo para obtener las simpatías del respetable.
Estupenda lección para los que suspiren por empoderarse en las urnas en un futuro cercano.