Apenas si empezamos

“Aquél que obtiene una victoria

sobre otro hombre es fuerte,

pero quien obtiene una victoria

sobre sí mismo es poderoso”.

Lao-Tse

Es más fuerte la costumbre que el amor…, dice la canción. Como es más fuerte la corrupción que la honestidad. No sé si podamos ser más honesto con ella y contigo. Entretanto, el olvido es tremendo. La impunidad mucho más. Pero la batalla, parece, empezó a darse, con Amlito (un tanto autoaludador, populachero, con frases del argot mexicano o como quiera usted llamarle, lamerse: “Me canso ganso”, “Estoy consciente de que no soy monedita de oro”, “Todos me copian”, “Esto es un compló”, “Me colmaron el plato”, “Que se vaya por un tubo la corrupción”), aunque él solito, no veo que sus colaboradores se estén poniendo la camiseta, mucho menos de Morena, hay una simulación. Incluso la población, parece, está poniendo lo suyo, no todos, claro. La comodidad y los intereses económicos y de poder, son aún una lacra. Las conciencias (¿?) están atascadas de individualismo e indiferencia.

No hace mucho, apenas terminando el año pasado, aquí en Xalapa vi cómo un agente de tránsito recibía, o exigía, un billetito de 200 pesos en la mano derecha de parte de una señora a bordo de un auto con placas del Estado de México, y la dejó irse pese a la infracción cometida. O sea, la corrupción y la impunidad continúan, en todos los rincones de México. Y somos nosotros mismos los causantes. ¿Será realmente por la necesidad y la pobreza? ¿O por la prisa que llevamos pa’ seguir la vida sin detenernos en la burocracia aterradora?

Estamos de regreso, después de varios días de vacaciones merecidas o no. Quise alejarme de este mundo, pero éste me seguía, y me enteraba de lo que pasaba a mi alrededor. ¡Carajos! ¿Es imposible parar el mundo y bajarse, Mafalda? Claro, sin morir.

Ahora los bombazos de noticias huachicoleras. Y dice Amlito que sí tiene “mello”, pos no es enchílame otra. Está pisando callos, y eso que hay mucho más, como el robo de electricidad, y el mismito narcotráfico del que se habla poco en estos días. ¿Por qué será? Los secuestros siguen. La violencia sigue. Apenas si estamos empezando a vivir otra pesadilla, la de intentar despertar y no poder, irlo haciendo con mucho miedo, terror y dolor de muelas.

Aquí en Veracruz, la situación no mejora. Veo un gobernador simplón (léase “ingenuo”, por decir lo menos), unos funcionarios insensibles, incompetentes, cínicos, oportunistas, pronto al escapismo, sin ganas ni capacidad de dar respuestas ni resolver los conflictos, ni avanzar hacia lo que llaman 4T. Ni qué decir del alcalde de Xalapa Hipolito, que no da una ni ninguna. Xalapa no florece, ni se ve ni se siente. Hay por ahí destellos de alegrías, pero muchos son gracias a las organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles, quizás con cierto apoyo municipal que son como migajas al aire y a ver dónde cae y algo florece.

La vida sigue igual. Despertemos de esta pesadilla, unamos nuestros sueños y cambiemos el mundo, empezando por uno mismo. Así que primera, primera, primera llamada.

Los días y los temas

Dicen que hay otras guerras, otras batallas que tenemos que enfrentar y sufrir las consecuencias, duda no me cabe, reviento de preocupación. Como comenta Enrique Galván Ochoa, en su entrega “Dinero”, en el apartado que tituló “La otra guerra”: “El IEPS no sólo le pega a la gasolina, también a los refrescos y la comida chatarra. Ya comenzaron a escucharse las protestas de la industria y seguramente se dejarán oír más fuerte en cuanto aminore el asunto gasolinero. En la Ley de Ingresos de 2014 se proyectó una recaudación por 12 mil 455 millones de pesos al impuesto cocacolero y para este año está calculado en más del doble: 27 mil 958 millones. En los alimentos chatarra, en 2014 se estimó una recaudación por 5 mil 600 millones de pesos y para el nuevo año se prevé que crecerá a 24 mil 151 millones. Después de La guerra al huachicol, seguirá otra. El consumo desmedido de este tipo de productos ha hecho de los mexicanos un país de diabéticos, que luego el gobierno debe atender a un alto costo”. (jornada.com.mx, 15-01-19).

De cinismo y anexas

Séneca dijo: “Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad”. Así sea. Pero escribió Groucho que “el secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio, si puedes simular eso, lo has conseguido”.

Ahí se ven.