AUSENCIA DE HOMBRES POLÍTICOS Y LÍDERES SOCIALES EN VERACRUZ

La ausencia de líderes políticos en México, es la principal causa de la decadencia en los valores éticos y morales de la sociedad. Con ello, la vagancia, la falta de compromiso y el abandono de los trabajos y los estudios, muestran que el grueso de la población no está dispuesto a aportar el “mínimo esfuerzo” para obtener ingresos y solventar dignamente sus gastos de manutención y de superación personal; las expresiones que con toda desfachatez esgrimen aquellos que han vivido de los ingresos no devengados en el sector público o privado, no se cansan de repetir “estar dispuestos a todo, menos a trabajar” para devengar un salario justo y remunerador, en función de su preparación y productividad. Desafortunadamente la frase atribuida al tlacuache Garizurieta, de que: “vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”, ha llevado a los gobernantes a la aceptación de favores, para dedicar una partida del presupuesto, al pago quincenal o mensual de los famosos “aviadores”, buenos para nada, corruptos, que con gran desfachatez, todavía presumen de esos privilegios que ellos tienen, para envidia de los auténticos trabajadores de las instituciones públicas y privadas.

Un líder político, en la definición del filósofo griego Platón, concreta las cualidades de quienes deben “dirigir al rebaño”, con la capacidad para llevar a sus seguidores a conquistar metas que permitan elevar su nivel de vida y que cubran las aspiraciones individuales de los seguidores de un líder; y el líder, afirmaba Platón, debe ser alguien especial, pues no cualquier individuo tiene una idea elemental de la ciencia política; el otro filósofo griego de la antigüedad, Aristóteles, en forma amplia, calificó al ser humano como hombre político, (Zoon Politikon) pues tal calidad se adquiere, por el simple hecho de nacer. Platón fue más concreto en la definición de hombre político, expresando que sale de la inmensa masa, constituida por todos los hombres, a los que Platón reconocía como capaces de conducir a su pueblo “a buen puerto”, es decir, de conducir a su pueblo a lograr las metas de todo ser humano, consistentes en primer lugar en la satisfacción de sus necesidades básicas para vivir, como la conservación de la salud, alimentación, vivienda digna, educación y trabajo, metas que a la fecha establecen los primeros cinco artículos de la Constitución Política Federal, vigente en nuestro país desde 1917, fecha también que a pesar de haber transcurrido cien años de vigencia, esas aspiraciones básicas de los mexicanos, se han quedado sin cumplir, argumentando los depositarios temporales del poder público, que esos derechos son “aspiraciones” sociales, y que se trabaja para satisfacerlas, olvidándose “los políticos mexicanos” de que está agotada la paciencia ciudadana y que cada vez más, los electores exigen a los elegidos, el conjunto de cualidades que debe reunir, para estar a la altura de sus tareas, como responsable de las instituciones públicas.

Que gran falta hacen en nuestro país, hombres políticos, comprometidos con alcanzar las metas que satisfagan las necesidades de la población, haciendo un “uso inteligente del poder político” que en los tres ordenes de gobierno, es conferido a los responsables de conducir al pueblo a buen puerto. Churchill, destacado político inglés, quien desempeñó diversos cargos, hasta lograr ser Primer Ministro del gobierno inglés, consciente de su altísima responsabilidad, que con inteligencia logró, que su pueblo saliera lo mejor librado durante la Segunda Guerra Mundial. La definición de Churchill, de hombre político, se concretó en la siguiente frase: “Un hombre político, es la persona que hace uso inteligente del poder”. Por su parte, otro personaje ilustre de la historia universal, el líder africano Nelson Mandela, quien sufrió persecución y encarcelamiento por más de veinte años, definió al hombre político, afirmando que: “Un Líder es como un pastor, debe quedarse detrás del rebaño, para permitir que los animales más hábiles, tomen la delantera, mientras los demás integrantes del rebaño, los siguen sin percibir que quien dirige al conjunto social, es el pastor que camina en la retaguardia”. Con una frase lacónica y contundente, Napoleón Bonaparte, dijo: “Un Líder es un repartidor de esperanza”. El físico de la Teoría de la Relatividad, Albert Einstein, afirmaba que “las personas no deben sentirse obligadas, deben ser capaces de elegir a sus líderes”. George Washington, Líder norteamericano, forjador de la nación más rica y poderosa del mundo, fue más ejecutivo al expresar: “mis colaboradores, deben ser hombre políticos, que piensen por mi y obedezcan mis órdenes”. El benemérito de las Américas, Benito Juárez García, a propósito del hombre político, expresaba: El Líder político, en una contienda, sino está convencido de vencer, ya está vencido por su falta de convicción”.

A propósito de los candidatos de todos los partidos, listos para contender en la elección del próximo cuatro de junio, el vencedor para llegar al cargo de presidente municipal, tendrá que demostrar preparación y conocimiento de todo el territorio que comprende la municipalidad; y no sólo eso, sino además tendrá que demostrar que conoce a los actores políticos más destacados en las colonias, congregaciones y comunidades donde viven las personas esperanzadas, a ser beneficiarias de los programas de gobierno destinados al combate de la pobreza y mantendrán la esperanza de mejorar su nivel de vida, siempre que el candidato se comprometa, a cumplir con la satisfacción de las necesidades más urgentes de cada comunidad. Del convencimiento a los votantes, dependerá el triunfo; la compra de votos y la entrega de despensas, hoy se sancionan como delitos electorales y las penas que corresponde aplicar a sus infractores, son trascendentes, para evitar la reincidencia y la proliferación de los llamados “mapaches electorales”; la renovación de la esperanza en el pueblo, es el principal pilar que sostiene al sistema político mexicano; por desgracia, se comienza a perder la esperanza, cuando los elegidos incumplen sus promesas o cuando resultan auténticos ladrones del dinero público que, proveniente del pago de los impuestos, no llega a sus destinatarios, que en parte son, los contribuyentes cumplidos. El contribuyente al pagar sus impuestos, se desprende de una parte de su dinero, para cumplir sus obligaciones fiscales; y esas contribuciones recaudadas por los tres ordenes de gobierno, teóricamente sirven, para sostener las estructuras administrativas y las instituciones nacionales, debiéndose incluir una partida especial del gasto público, para mejorar el nivel de vida de la población.

El hombre político, nunca debe perder de vista, que la ciencia que practica, tiene como fin primordial, contribuir para garantizar la paz pública, elevando el nivel de vida de la población, procurando que los conflictos se resuelvan mediante la amigable composición, y solo de ser necesario, acudir a los tribunales encargados de administrar justicia. El empleo de la fuerza pública, debe evitarse hasta el límite de la tolerancia, siempre que no se pongan en peligro las instituciones o el interés general de la población; en tal caso reservar el uso de la fuerza pública, como una medida extrema para no perder el control de la gobernabilidad.

El Líder que pierde la pasión de luchar por sus convicciones, se expone a que le quiten la batuta y que otro hombre político lo releve en la conducción de sus seguidores.