Bermúdez, todo un caso: se disfrazaba de Batman, cacheteaba colaboradores y regalaba residencias

A Arturo Bermúdez Zurita le gustaban las fiestas de disfraces y su disfraz favorito era el de Batman, el misterioso hombre murciélago.

Ese tipo de reuniones eran frecuentes. Iba toda la plana mayor de la SSP, subsecretarios, directores, jefes de áreas. Las juergas duraban horas, mientras el estado se debatía en la peor de las pesadillas por tantos asesinatos, secuestros, asaltos y extorsiones.

La fiesta de cumpleaños de Bermúdez se efectuó en el exclusivo salón Mayak, que está por el rumbo de Las trancas. Había de todo: batichicas, supermanes, Iron Mans y Bermúdez… ¡era Batman! A “Batman” al final lo cargaron sus colaboradores y amigos, y casi se lo acostaron en las piernas. Tan eufórico estaba, que “Batman” se quitó la máscara. La foto llegó en estos días a través de manos anónimas, al portal de Versiones.com.mx

En teoría, el festejo con motivo del onomástico fue organizado por los colaboradores del entonces Secretario de Seguridad Pública. Así que les pasaron la “charola” a los mandos superiores y mandos medios.

Hubo piñata, dulces, música de DJ, exquisitas viandas, finos licores. Cantaron y bailaron hasta cansarse. La pachanga duró hasta el amanecer. La seguridad del estado podía esperar. El jefe estaba feliz por apagar una velita más y había que festejar.

Más allá de las acusaciones que enfrenta por presunta malversación de fondos públicos y probable desaparición de personas, poco se ha comentado de las excentricidades de este personaje venido desde la Ciudad de México en la época de Miguel Alemán.

El que no se aviente

del trampolín, lo corro

Cuentan empleados de la SSP que en una ocasión los citaron en la Academia de Policía de El lencero para un curso de capacitación, pero les extrañó que les pidieran que llevaran traje de baño. Pensaron que al final de las charlas, los iban a consentir con alguna “albercada”.

Pero no fue así. Una vez que se pusieron los trajes de baño, los llevaron a la alberca. A los pocos minutos, apareció Bermúdez, quien a gritos los obligó a que se tiraran a la piscina desde el trampolín de casi 7 metros de altura. “¡El que no lo haga, lo corro”!, fue la consigna. Por supuesto, que todos temerosos obedecieron. Hubo una chica que tenía fobia a las alturas que arriba del trampolín mero se desmaya.

“No me voy contra ustedes,

me voy contra sus familias”…

Todo el tiempo trataba a los empleados y colaboradores con palabras altisonantes. “Son una bola de pendej….”, “valen verg..”, “hijos de la ching…”, “valen pura madr…” Y todos aguantaban vara; apechugaban ante los insultos.

Pero las cosas se pusieron muy feas cuando se filtró a los medios de comunicación el caso Gibrán, el joven que presumiblemente habría sido torturado y asesinado por policías.

Cuentan que Bermúdez montó en cólera. Mandó llamar al personal, por cada área. Los interrogó a uno por uno, escudriñando, en busca del “traidor”. No tuvo éxito en su interrogatorio pero sí lanzó la amenaza: “si vuelve a ocurrir otra filtración, no me voy contra ustedes; me voy contra sus familias”.

Detectó robo hormiga y cacheteó

tanto a empleados como a empleadas

Había cámaras de video por todas partes en el edificio sede de la Secretaría de Seguridad Pública mejor conocida como La torre. Esas oficinas casi eran un “Big Brother” por tantas videocámaras.

Y sucedió que se detectaron faltantes de algunos artículos de papelería. Entonces checaron las videograbaciones de las últimas semanas y días, minuto a minuto. Por fin encontraron las evidencias. Efectivamente había “robo hormiga”.

Pero lo que más llamó la atención fue que un empleado sacudió violentamente una máquina expendedora de frituras y botanas, y extrajo una bolsa de papas fritas. En el video se apreció como el trabajador casi ladeó el aparato para obtener la tan preciada comida chatarra.

En cuanto vio todo eso, Bermúdez se volvió casi un energúmeno. Citó en su privado a todo el personal del área administrativa de la SSP. Les gritó, les dijo que no iba a tolerar esos robos, pero cuál fue la sorpresa de los reprendidos cuando el secretario de Seguridad Pública cacheteó a uno, y a otro, y hasta a las mujeres. A los hombres, aparte de bofetada, les tocaron golpes en el pecho o en el abdomen. Y nadie protestó. Aguantaron de pie y de manera estoica la agresión física y verbal. Respingar les hubiera valido el cese inmediato o algo aún peor.

Se rodeaba de las

colaboradoras más hermosas

Todos los jueves como a las 8 de la noche, Bermúdez iba a hacer ejercicio al gimnasio VIP, de su propiedad, que está ubicado en la Avenida Villahermosa, cerca del CBTIS 13.

Siempre lo acompañaban para ejercitarse las colaboradoras más guapas, que eran alrededor de 5.

El jefe era muy generoso con ellas. Llegó a obsequiarles residencias en el exclusivo fraccionamiento Monte Magno de esta capital.

Con ellas disfrutaba los platillos más exquisitos en el quinto piso de La torre, en donde había cocina, cocineros y chefs. En ese piso, Bermúdez tenía también su despacho privado. Ahí también desayunaba, comía o cenaba con personajes de la política, empresarios y hasta periodistas.

Personalmente encabezaba

los operativos

A Bermúdez le gustaba la acción. Él personalmente encabezaba los operativos policiacos. Incluso, en una ocasión, cuando un ladrón asaltó una zapatería ubicada en la avenida Independencia de esta ciudad capital, el entonces titular de SSP montó en cólera al enterarse que el sujeto había asesinado a un policía del IPAX que intentó frustrar el atraco. Se dio una persecución. Alcanzaron al individuo, quien se internó entre la maleza del panteón Palo Verde. Se escuchó un disparo. El hombre cayó muerto. Mucho se especuló que quien disparó no fue ningún elemento policíaco, sino un altísimo mando superior. Y así, por el estilo, se tejieron leyendas de que a muchos malosos los “ejecutaba” personalmente el “mero mero”.

Bermúdez también acudía personalmente a los retenes para detener automovilistas alcoholizados. Pero se ponía un pasamontañas, para evitar que alguien “influyente” lo reconociera y le pidiera ahí mismo el favor de soltarlo.

Llevó strippers para “festejar” el

Día Internacional de la Mujer

Con una docena de strippers pertenecientes a la Secretaría de Seguridad Pública y de la Fuerza Civil, Bermúdez “agasajó” a las más de mil 200 mujeres que pertenecen a la corporación para “conmemorar” el Día Internacional de la Mujer. El acto se efectuó el 8 de marzo de 2016 en la Academia de El Lencero, en el municipio de Emiliano Zapata.

“Le pedí al comandante Meza (Arturo Meza Fuentes, secretario particular de la SSP) que preparara una bonita sorpresa para celebrar a las mujeres”, dijo a micrófono abierto el titular de la corporación, Arturo Bermúdez Zurita, para que inmediatamente salieran a escena una docena de efectivos policiacos a bailar en un entarimado y arriba de las mesas, donde minutos antes habían desayunado las oficiales.

Los agentes, algunos vestidos de civil y otros con el uniforme de la Fuerza Civil, bailaron a ritmo de reggaeton y música disco para agasajar a las féminas, mientras un payaso señalaba que eran los oficiales más “mamaringas” y “mameyes” de la corporación.

Por esa festividad, la SSP emitió el comunicado 1257, en donde resaltó que las mujeres son hoy “la gran fuerza que está moviendo y transformando este mundo para servir y proteger a la comunidad, generar espacios de paz y hacer prevalecer el orden y el derecho”.

En el despacho informativo se resaltó que más de 20% del personal de la SSP son mujeres policía, que también son madres, estudiantes, jefas de familia, luchadoras incansables y valientes.

Arturo Bermúdez emitió un mensaje para enfatizar la importancia de la mujer en el núcleo familiar y social.

“Ellas son un pilar importante en la transformación y cambio para una sociedad más justa y dinámica que beneficie a todos los sectores, además de que han sobresalido en todas las áreas donde han incursionado”, expuso.

Sin embargo, lo que pudo ser un festejo formal terminó desvirtuado con el grupo de strippers y las animaciones de los payasos con mensajes sexistas sobre la virginidad y alusiones recurrentes al llamado “sexo débil”.

Una vez que el show terminó, el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, bromeó que así como hubo strippers por el Día de la Mujer, ojalá pudiera haber espectáculos similares si se instaura el día del hombre o si llegara a instituirse el día internacional del gay.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos y organismos feministas reprobaron el hecho al considerar que con esos espectáculos se denigra a las mujeres. Ese tipo de actos –dijo la CNDH en un comunicado– “no contribuyen a mejorar la situación actual de la mujer, sino que perpetúa estereotipos y lenguaje sexista, que precisamente esta Comisión Nacional se ha enfocado en erradicar”.

Hasta tenía su propio zoológico

en la Academia de Policía

En un área verde, del tamaño de una cancha de basquetbol, en jaulas pintadas con los colores oficiales de la corporación de seguridad pública, vivían un león, un jaguar, cuatro cocodrilos, varias tortugas y un mapache.

El zoológico de Bermúdez se encontraba justo en el centro del terreno que comprende la Academia Estatal de Policía.

Una fuente de Seguridad Pública mencionó que se trataban de “regalos” para el titular de la corporación de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita.

La fuente descartó que se trataran de algún decomiso de especies hecho por elementos de Seguridad Pública, alguna posesión temporal a petición de la Semarnat, o incluso, de algún convenio de colaboración en el que la Semarnat hubiera donado a Seguridad Pública, dichos ejemplares.

Precisó la fuente que se trataba de un pequeño zoológico de “el jefe”. Y que fueron integrantes de la Academia, quienes elaboraron las jaulas.

En las instalaciones del zoológico personal de Bermúdez no había alguna placa que indicara el registro de la Unidad de Manejo Ambiental (UMA), algún folio, permiso, o en todo caso, el número de CITES (un Certificado de Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), requisitos establecidos en la Ley, para garantizar la posesión adecuada de este tipo de especies animales.

En una ocasión, entrevistaron a Bermúdez sobre este tema, pero negó que haya habido alguna irregularidad: “No hay ningún problema, le pueden preguntar a la SEMARNAT, estos animales no pueden estar en la calle; el único lugar donde tenemos espacio era en la Academia de Policía y están en un trámite ante la institución competente que no somos nosotros”.

Las broncas de Bermúdez

con doña Karime

Karime Macías Tubilla, esposa del ex gobernador Javier Duarte actualmente preso, tenía demasiada injerencia en los asuntos de gobierno, tal y como recientemente lo declararon testigos a un juez que dictó 9 años de cárcel al ex mandatario.

Y una de las áreas en las que más se entrometía doña Karime fue en Seguridad Pública. A ella se le atribuye la imagen “institucional” de la Fuerza Civil, corporación que se suponía iba a dar otro rostro a la policía de Veracruz. Karime participaba en las reuniones de trabajo de Seguridad Pública. Gritaba, manoteaba, daba órdenes, mientras Bermúdez tenía que apechugar.

Bermúdez se quejó con Javier Duarte de los excesos de la “Señora”. “Uta mano, a veces ni yo la puedo controlar”, dicen que habría dicho el regordete personaje.

“Ahí sobrellévala, dale el avión a veces, haz como que la escuchas, ya vez que es muy metiche, pero qué le vamos a hacer… así es ella… pero a veces tiene sus chispazos… a veces tiene buenas ideas, ¿eh?… pero si te sigue generando conflictos, me dices y a ver qué hago….”, habría expresado el entonces “Número 1”.

Pero pasó lo que tenía que suceder: Karime y Arturo se dieron un “agarrón” de antología. Arturo presentó su renuncia a Javier Duarte “con carácter de irrevocable”, pero JDO no le aceptó la dimisión.

“¿Qué no te has dado cuenta que

allá afuera hay mucha hambre?”

Arturo Bermúdez le renunció infinidad de veces a Javier Duarte, pero éste jamás le aceptaba la claudicación. Y no se la aceptaba no porque el titular de SSP fuese muy eficiente o porque le tuviera gran estima. Cuentan que Bermúdez había realizado muchos “trabajos especiales” por instrucciones de su jefe. Sabía demasiado y no se podía deslindar de él fácilmente, o como dijera una de las fuentes consultadas: “recuerda que en política une más la complicidad que la amistad”.

En una ocasión, y ya como mero dato anecdótico, Javier Duarte mandó llamar a Bermúdez a su oficina de Palacio de Gobierno. Estaba furioso. Los delitos se multiplicaban a una velocidad acelerada. Algunos medios de comunicación y las redes sociales estaban tundiendo duro al gobierno.

“¡Dime qué podemos hacer Arturo!…. ¡esto ya es insoportable… pero a ver, dime cómo resolvemos el problema de la inseguridad!”, gritó con su peculiar voz chillona el entonces Gobernador.

Bermúdez ya estaba cansado de esas recriminaciones. Eran cada vez más frecuentes.

“¿Pero qué no te has dado cuenta?”, preguntó Arturo, también en un tono de voz un poco alzado.

“¿Darme cuenta de qué”…., contestó contrariado Duarte.

“Pues de que allá afuera (y señaló hacia los ventanales de Palacio) hay mucha hambre… eso es lo que está pasando, hay mucha hambre….”

Javier no supo qué contestar.

Lo confundieron y se infartó

Residencia de Las Ánimas. 3 de la mañana. 4 hombres de negro y con pasamontañas bajan a rapel en la enorme barda. La alarma se activa. Sale el dueño de la casa. Al ver a esos sujetos adentro de su propiedad, cae al suelo. Se infarta.

-¿Pero cómo serán pendejos, cómo se fueron a confundir?

-Es que ese domicilio nos dieron, Jefe.

Ya recuperado del infarto, un altísimo funcionario de gobierno habló con el empresario. Lograron convencerlo que sólo se trató de una confusión. Y dicen que hubo mucha lana de por medio para compensar. Nada trascendió a los medios.

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