Cambio climático. Cobra caro el autoritarismo

Lo que se pudo hacer para disminuir las afectaciones al medio ambiente por la mano del hombre, no se hizo con la puntualidad y la energía que el planeta Tierra lo requería. Tan sencillo como hubiera resultado disminuir el consumo de energía eléctrica, para reducir al mismo tiempo el dióxido de carbono, con focos ahorradores en los hogares, oficinas, centros de trabajo y cualquier otro espacio en donde se requiere la luz artificial.
Así mismo, la disminución del uso de aparatos electrodomésticos, computadoras y por encima de todos la racionalización del uso de automóviles y medios de transporte, que han contribuido al incremento del calentamiento global por el efecto invernadero. El incremento de la temperatura atmosférica ha ocasionado que se derritan los glaciares, con el consiguiente aumento en el nivel del mar, que a su vez recupera espacios habitacionales y comerciales, aparentemente ganados por el hombre.
El cuidado y la protección del medio ambiente comenzó en México hace aproximadamente 5 décadas; y la resistencia de unos cuantos para cumplir con las políticas públicas y la reglamentación del uso de la tierra, agua y luz, con un pequeño aumento en la temperatura de 1,1 grados, ha causado daños irreparables a la humanidad, con la aparición de inundaciones y sequías en grandes extensiones de tierra que sirvieron para la producción de alimentos y cuyas cosechas se extinguieron en forma definitiva.
Por otra parte fenómenos meteorológicos que han desaparecido comunidades completas por la caída de tormentas, aparición de Huracanes y crecimiento del caudal de los ríos, también han sumado en contra del hábitat natural del hombre. No hay que olvidar las erupciones de volcanes, el desplazamiento de las placas tectónicas y el aumento en las radiaciones solares.
Lamentablemente, el interés de los políticos siempre ha sido conquistar el poder y perpetuarse en el, a costa de lo que sea, sin importar el sacrificio de vidas humanas o la destrucción del medio ambiente, puesto que en su mayoría todos piensan en el resultado de las próximas elecciones y nadie se ocupa en preservar la naturaleza y en construir los bienes y servicios que con los mínimos daños ecológicos, permitan la sana convivencia, pacífica y productiva de los gobernados.
Nadie se queje de la actitud de los presidentes, dictadores y caciques que detentan el poder público en los 5 continentes, pues ninguno escapa a la tentación del autoritarismo.