CHAVORRUCOS O GENERACIÓN SANDWICH

En lo últimos años, me he encontrado en una situación relacionada con la edad, ya que con 42 años cumplidos, los adultos mayores me dicen que aún estoy joven, mientras que los jóvenes me llaman señor. Varias veces hemos comentado con mi esposa que somos la generación sándwich, ni jóvenes ni ancianos. Por lo que ahora hay un modismo empleado para nuestra generación: los chavorrucos; que a mi parecer hace alusión a las personas de entre 30 y 50 años que pareciera que no aceptan del todo el paso de la edad, que quisieran negarse al envejecimiento o intentaran demostrar que aún están en la plenitud de la juventud.

En estas líneas quiero plasmar, que somos una generación que se crío sin tanta tecnología, sin redes sociales, más bien, con muchas opciones de diversión ajenas a un dispositivo electrónico, en un trato personal con nuestros amigos, pero sobretodo, con un ambiente de seguridad más confortable, palpable, tangible.

Nuestras tendencias en la moda fueron los tenis de bota de marcas que salieron al mercado como: Reebok, Fila, Kaepa, L.A. Gear, Pony, Charly; sumadas a las ya existentes que también sacaron modelos para competir como: Adidas, Nike, Converse; de igual manera los zapatos-tenis: Vans, Top Saider. La ropa: Furor, Oggi, Levis, los jeans con etiquetas autoadheribles, los cuales se enrollaban y se metían dentro de los tenis de bota.

Podría escribir párrafos y párrafos con muchas de las cosas que marcaron nuestra adolescencia y juventud, como los cassettes (con cinta de metal) que se podían regresar al introducir un lapicero bic y darle vueltas para recorrer la cinta; las grabadoras de doble cassette, sin pasar por alto la adrenalina de intentar grabar una canción de la radio, rogando que el locutor se quedará callado para no echar a perder la grabación.

Como olvidar las discoteques, las luces neón, los colores fluorescentes, las carpetas trapper keeper con folders estampados, la revista “Eres” y los premios MTV. Y así podría continuar rememorando todas las series de televisión que fueron una influencia, en las que los chicos queríamos tener un auto que hablara como Kit y las chicas querían lucir como mi bella genio.

Pero también somos una generación, que aprendió a valorar los momentos que dedicaron nuestros padres para la convivencia, salir al cine, al parque, a practicar algún deporte o visitar a los abuelos, que tanto espantábamos con las canciones de rap y los sonidos estridentes de Heavy Metal.

Hoy somos la generación que tiene la alta, altísima responsabilidad de transmitir los valores a las nuevas generaciones que más que nunca son influenciadas por las redes sociales y el uso de aparatos tecnológicos, que nos han rebasado. Somos la generación que ha dejado de dar malos ejemplos, para a dar buenos consejos. Estacionados en la etapa más productiva laboral (económicamente hablando), dispuestos a sacrificar tiempo a cambio de mejor calidad de vida; incluyendo el vivir con remordimiento, cargo de conciencia o culpabilidad, por pasar tiempo de más fuera de casa, para obtener mejor salario, más paga o mayores ventas.

Con todo y eso, hemos aprendido a vivir con contentamiento por las experiencias pasadas, que forjaron nuestro carácter para convertirnos en lo que hoy somos, como lo describe una parte del poema “Ulises” de Alfred Tennyson, que es recitado por el personaje de “M” en la saga Skyfall del agente 007 James Bond que dice: Aunque mucho se ha gastado mucho queda aún; y si bien no tenemos ahora aquella fuerza que en los viejos tiempos movía tierra y cielo, somos lo que somos: corazones heroicos de parejo temple, debilitados por el tiempo y el destino, más fuertes en voluntad, para esforzarse, buscar, encontrar y no rendirse.

Por último, me gustaría decir, que muchos, ahora tenemos la satisfacción de haber pasado por la adolescencia y juventud, sin muchos peligros, aflicciones o accidentes, gracias a la misericordia de Dios que nos ha cubierto a lo largo de nuestra vida y ahora podemos agradecerle por su infinito amor, su protección y guía como lo declara el libro de los Salmos capítulo 71 versículo 17: “Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas.”