COMO ENFRENTAS TUS BATALLAS

En estos días, uno de los temas recurrentes en las pláticas con mis familiares, amigos, compañeros de trabajo, es la forma de enfrentar las batallas, luchas, tribulaciones, problemas, de cualquier índole: emocional, sentimental, espiritual, laboral, económico, de salud. Situaciones que se presentan en el día a día, convirtiéndose en una pausa obligada para la reflexión, el estudio, la meditación, para tratar de lidiar con ello, de sortear un vendaval, de lograr salir adelante lo antes posible y de la mejor manera.

Es cierto que cada quien tiene sus propias cargas, con diferentes circunstancias, pensando que no hay otra igual a la que se está viviendo, que nadie puede estar pasando algo parecido, como lo dice Francisco Céspedes en su canción “que lejos” …pregúntenme del mar pa’que compare, si nunca hubo uno igual al de mi historia, lo de uno siempre será inigualable, y más cuando en el alma la nostalgia asoma y dice ay amor, ay amor, ay amor que lejos.

Entonces cada persona tiene maneras distintas de pasar por las vicisitudes de la vida, como dice el dicho: cada quien tiene su modo de matar pulgas. Esto puede atender en principio de cuentas, a que cada individuo es único, en su formación, vivencias, experiencias, triunfos, fracasos, victorias, derrotas. Razón por la cual, difícilmente llegamos a creer que una misma situación le pueda ocurrir a otra persona, o peor aun, nadie puede solucionarla igual.

Hay otra condición un poco más simple, por el hecho de ser hombre o mujer, la forma de enfrentar cualquier problema es diferente, según el autor John Gray en su libro Los hombres son de Marte las mujeres son de Venus, donde describe que los hombres se meten a sus cuevas y las mujeres hablan; en otras palabras, que el hombre se siente mejor resolviendo sus problemas, mientras que la mujer se siente mejor hablando de ellos.

Cuando un hombre se siente perturbado, nunca habla de sus problemas, nunca haría que otro hombre cargue con ello, por el contrario, se mete en su cueva para pensar en su problema y meditar a fin de encontrar la solución.

Las mujeres para sentirse aliviadas buscan a alguien de su confianza para hablar a detalle a cerca de sus problemas, para ellas el hecho de compartir los problemas con otra mujer es signo de amor y confianza y no una carga.

En general, todos llegamos a sentirnos abatidos frente a la vida, que a veces nos juega malas pasadas, dejándonos sin fuerza, sin ánimo, sin ganas de pensar o buscar una solución. ¿Cuál sería la mejor manera de enfrentar nuestras batallas, luchas, tribulaciones? Es poniendo nuestra confianza en Dios, descansar en su grande amor, en su infinita misericordia, en su gracia sublime. Les comparto la promesa que Dios nos regala ante las cargas que llevamos, la cual se encuentra en el libro del Evangelio según San Mateo capítulo 11 versículos del 28 al 30 que dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”