CREDIBILIDAD O IGNORANCIA EN TIEMPOS DE COVID

En ésta ocasión, me gustaría compartir con ustedes, un ensayo que realizó mi hijita Romina López Cortina, para su clase de Formación Cívica y Ética de tercer grado, en la prestigiada “Escuela Secundaria Freinet”, el cual me parece muy acertado e interesante para estos tiempos del COVID-19. Espero les guste y los haga reflexionar tanto como a mí.
Es normal sentirse asustado, desde pequeños desarrollamos esa emoción al igual que el reír y el llorar. Todos cuando éramos pequeños temíamos de que algún monstruo viniera por nosotros en la noche, tanto era ese miedo que no podíamos dejar colgando el pie o la mano porque sentíamos que algo estaba debajo de nuestra cama. Poco a poco esos miedo se fueron convirtiendo en otros, en la adolescencia, ese ser debajo de nuestra cama se convertía en nuestros padres, entrando a nuestros cuartos para regañarnos por usar el teléfono a altas horas de la noche en vez de dormir o que se enteraran que habíamos ido a dormir sin acabar alguna tarea, y en los adultos ahora el monstruo se convertía en el estrés del trabajo, de la falta de recursos, de fallar o de que algún ladrón llegara a hurtar más que sólo cosas de nuestra propiedad; es decir, el miedo siempre estará presente en nuestras vidas de alguna forma.
Pero ¿ será que el miedo aumenta en generaciones por generaciones ? Puede que sea posible pero esa no es la cuestión, hoy en día el miedo consume más rápido nuestras vidas y ahí está la pregunta ¿ POR QUÉ ?
En una charla que tuve con mi padre, platicábamos de las oportunidades que nos ofrece DIOS o la vida –para los que no son creyentes- y que muchas veces rechazamos o dudamos de aprovecharlas por miedo, entre la conversación hubo una frase que me dejó sin palabras: – tenemos miedo de vivir, porque ahora damos más importancia a lo que opinan los demás y lo que pasa en el mundo, que a nuestro propio criterio-. Recuerdo quedarme en una pieza, pero tiene razón y más hoy en día, el miedo es más fácil de propagar mediante el centro de atención de las nuevas generaciones, las redes sociales.
No me quejo de ellas, las redes sociales nos han dejado satisfechos en nuestro tiempo libre, facilitan la comunicación con seres queridos y aumentan nuestro círculo social, pero éstas también nos han hecho caer en la ignorancia y en el miedo. Cada vez que acontece cualquier situación peligrosa, algún conflicto o desastre, éstas generan más terror del que podíamos llegar a asimilar, pues es más fácil que cualquier persona difame falsas noticias y hacer creer cosas que no lo son a través de ellas. Las ocupamos como medio de comunicación para estar enterados de lo que pasa en el mundo e informarnos de lo que debemos evitar, son tan poderosas las famosas redes que antes de que el gobierno diera a conocer los cuidados que debemos tener ante estos tiempos de pandemia, la gente ya estaba informada e incluso comenzó a tomar medidas de prevención. Es impresionante lo rápido que se puede recibir y difundir información internacionalmente, pero no tenemos certeza de que todos los datos que se manejan en internet son verídicos. A éstas noticias que generan pavor y que no son del todo ciertas son conocidas como las fake news.
Las Fake News, son cada vez más comunes, tanto que pocas veces nos damos cuenta de lo que realmente es cierto o falso, no dudo la capacidad del ser humano, porque nuestro intelecto es tan brillante, por eso los seres humanos nos diferenciamos de los demás seres vivos; pero en realidad las fake news están generando un gran colapso en la sociedad, desconfianza y el miedo se beneficia cuando hacemos caso a este tipo de noticias. Quiero dejar en claro, si me lo permiten, que sé que las personas reconocerían cierto tipo de noticias falsas, ahora somos muy perspicaces para no caer en las ideas que nos quieren meter la farándula para perjudicar al gobierno o la vida de una figura pública, sin embargo el verdadero problema es cuando hay caos.
Cuando hay peligro de salud, de una posible guerra mundial, desastre natural o demás acontecimientos de fuerza mayor, como seres humanos tendemos, por naturaleza, a desarrollar un instinto de supervivencia, hacemos según nuestro criterio o el de alguien lo que consideramos bueno para salvar nuestra vida, y he aquí el detalle, las fake news impulsan una serie de ideas nada razonables para que, como personas, pongamos nuestra fe o esperanza en ellas, cosa que está ocurriendo en éstos momentos de la pandemia del COVID 19. Estamos tan necesitados de información y esperanzas, que cualquier cosa nos parece buena opción, como sucedió cuando el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump , se burló de la idea de usar productos detergentes para desinfectar los utensilios de la casa pero al no saberse expresar causó un grave conflicto de salud, ya que en una conferencia de prensa pronunció las siguientes palabras: “Y en cuanto al desinfectante, acaba con el virus en un minuto. Un minuto. No sé si hay alguna manera de que utilice en una inyección como una limpieza”. Ay señor presidente, creo que su tono y forma de usar el sarcasmo no le quedó, diría yo; pero ahí hay un ejemplo, una noticia que fue mal transmitida; reconozco que Donald Trump, no lo hizo con esa intención, pero al ser digerida por el público estadounidense, esto llegó a volverse una fake new, pues los norteamericanos comenzaron a ingerir desinfectante como remedio de mandato presidencial contra el coronavirus, cosa que a pocas horas provocó intoxicaciones y cobró vida de civiles estadounidenses. ¿ A qué quiero llegar con esto ? No me refiero a que los norteamericanos fueron muy crédulos, pero esto es un claro ejemplo que estamos necesitados de esperanzas, de buenas noticias, una nueva zona de confort.
Tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo, nos damos cuenta que la información que nos proporciona el gobierno la mayoría de las veces está modificada o disfrazada para no propagar el temor en la población, así que, buscamos otro medio para estar informados o simplemente dejamos de buscarla, pero cuando no queremos, más recibimos. Cada día mi familia y yo nos dormimos con una idea diferente para combatir el COVID, o lo que atrae emocionalmente la contingencia; hoy no sé con cuál quedarme y eso es lo que quiero argumentar, estamos tan saturados de información, que ya no sabemos que es bueno en realidad ¿un tecito de canela? ¿tener paz interior? ¿seguir como si nada? ¿restaurar nuestro aura? ¿mejorar nuestras defensas? ¿buenas energías? ¿desinfectarnos hasta debajo de la lengua? ¡YA NO SABEMOS QUE HACER! Como seres humanos hemos colapsado y ahora más que nunca vivimos con el terror de hasta dudar de que lo que creemos es bueno, y que al emplearlo sea algo que nos perjudique después. Esto ya no es vida. Las 24 horas estamos obsesionados con buscar en dónde poner toda nuestra fe, de que esto va a mejorar mientras perdemos la fórmula de la felicidad y la paz. La solución no es aceptar que esto no tiene fin, pero tampoco es que las noticias de internet arrebaten todo lo que algún día teníamos sin provocarlo. La humanidad ha experimentado catástrofes como la primera y segunda guerra mundial, la guerra fría, la peste negra, el holocausto, la santa inquisición entre demás hechos históricos que, de seguro también tuvieron sus rumores y consejos de supervivencia, sin embargo se lograron vencer y aunque el miedo estuvo presente, nuestros antepasados no se rindieron y se mantuvieron firmes. El miedo nos limita, pero si no hay ese límite, creo tendríamos un poco de paz.