Cuidado con la “quinta columna” del primero de julio

Por tradición histórica los habitantes de la capital veracruzana, habían sido en su mayoría simpatizantes y militantes del PRI; y orgullosamente los ciudadanos en edad de votar, además de su credencial de elector, portaban su credencial que los acreditaba como miembros activos del Revolucionario Institucional.
Fue a partir de 1988, con la conformación en la capital del país y luego en toda la República, de una Corriente Democrática, que decidieron en Xalapa, romper la cadena de triunfos politico-electorales que habían obtenido los tricolores después de consumada la Revolución Mexicana y de la fundación del PRI en 1929 hasta el año de 1998, fecha en que por primera vez se reconoció el triunfo de los principales opositores al partido tricolor; se trató en aquel entonces, de ex priístas, vestidos de perredistas; y la novedad hizo que Xalapa se volcara en favor de una lucha democrática sin precedente.
La debacle del PRI para la elección de ayuntamientos veracruzanos, alcanzó un número de 117 alcaldías para la oposición, de los 210 municipios de entonces. Y posteriormente, desde el gobierno estatal, se recurrió a todo lo que en política se puede hacer, para volver a conquistar para el PRI el mayor número de presidencias municipales, garantizando así el respaldo de la mayoría de los electores veracruzanos, a fin de mantener el control político y el gobierno de la Entidad en donde se concentra, numéricamente hablando, el tercer lugar del padrón electoral nacional, que junto con el Estado de México y los habitantes de la capital del país, prácticamente definen la elección presidencial.
Actualmente la geografía política de México, se pinta de una mayor pluralidad política y partidista, aunque en esa diversidad se pueden identificar como las principales fuerzas que definirán la eleccion el próximo primer domingo de julio, al PRI, al PAN, al PRD y Morena con sus correspondientes satélites. Después de la etapa de precampañas, viene la verdadera lucha política por el poder y los interesados en el triunfo de sus respectivos candidatos y partidos, tendrán que cuidar a los sectores de la población que aparentan ciertas lealtades y sorprenden con su voto el día de la jornada electoral, favoreciendo al bando enemigo, sin importar caer en deslealtades y traiciones.
La política, como los juegos de azar, siempre está llena de sorpresas.