Desastre en subasta

El tema del redireccionamiento de los recursos de los partidos políticos para apoyar las tareas de reconstrucción se convirtió en una especie de subasta, en la que los dirigentes compiten por demostrar quién se quita más dinero con tal de satisfacer a las masas vociferantes.

Luego de que el PRI anunció que renunciaba a 25 por ciento de los recursos que le corresponden, los dirigentes de PRD, PAN y Movimiento Ciudadanos, agrupados en el llamado Frente Ciudadano por México, hicieron una “puja” más radical: que se elimine al cien por ciento el financiamiento público a los partidos, y que estos se mantengan con las aportaciones de militantes y simpatizantes.

En medio de ambos anuncios, Morena había anunciado que aumentaba su “oferta” a 50 por ciento de sus prerrogativas. Así que al verse rebasados por la propuesta el Frente, Andrés Manuel López Obrador se enojó y acusó –háganos el favor- de “oportunistas” y “hipócritas” a Alejandra Barrales, Ricardo Anaya y Dante Delgado por “plagiar parte de nuestra propuesta de austeridad republicana”. Y para no quedarse atrás, exigió que “de inmediato se le quite la pensión a los ex presidentes, se reduzca la mitad de los sueldos de los altos funcionarios públicos y se termine con la caja de ahorro para la alta burocracia”.

Al paso que van, pedirán la desaparición del Estado mexicano. Demagogia a todo lo que da.