DESPRECIADOS

En esta época de uso masivo de redes sociales, los políticos, principalmente del estado, creen que los medios impresos, electrónicos y digitales no importan y que es irrelevante transitar por ellos.
Han creído, con gran soberbia, que un tweet o una entrada de Facebook son suficientes para comunicarse con los ciudadanos y que se bastan ellos y ellas mismos para informar de sus actividades.
La arrogancia les ha hecho pensar que los medios son sus enemigos, no los vínculos con sus gobernados. Es decir, ya no escuchan más que su propia voz, en todos los niveles y en todos los colores.
Ahora los candidatos parece que van por el mismo camino y muestra de ello es Cuitláhuac García, el candidato a gobernador por morena, PT y PES.
Como si no hubiera medios suficientes e importantes en el estado, prefirió concertar un carrusel de entrevistas en todos los programas de radio fórmula, el pasado viernes.
Empezó con Ciro y pasó hasta con Maxine Woodside, le habló a todos los auditorios que sintonizan esa cadena y seguramente cree, como todos los que hacen lo mismo, que ya por eso se enteró todo Veracruz y que ya penetró en el electorado,
Cuitláhuac y el resto de la clase política estatal que desprecian a los medios veracruzanos, no acaban de entender una realidad clara: las y los veracruzanos, en su mayoría, prefieren consumir medios locales, de manera importante, los regionales. Es reducido el grupo poblacional que se entera por medios nacionales.
Pero ese desprecio, pasa por despreciar también a los veracruzanos que prefieren estos medios estatales. Consideran que difundir desde la CDMX es la mejor estrategia de comunicación hacia la población y están rotundamente equivocados. Los de la CDMX no votan aquí.
Se quejan del trato en medios locales, pero no entienden que por ese mismo desdén, no construyen la percepción que requieren para tener gobernabilidad, consensos en la toma de decisiones e inclusión de los diferentes grupos sociales.
A días del inicio de las campañas a gobernador, los políticos de este estado dependen en gran medida, de lo que se construya en los medios locales, más allá de usar las herramientas de redes sociales.
Veremos si la arrogancia sigue siendo la pauta de conducta.