Diálogo y crecimiento personal

Por: Paco Contreras.

Krishnamurti comparó el diálogo con un juego de tenis, en el cual la pregunta es como la pelota, la cual se lanza al terreno de juego del contrincante quien a su vez tendrá que regresarla con su comentario u observación. El elemento de importancia en esta similitud es la pregunta para lo cual también menciona que lo menos importante son las ideas y posturas de quien juega. Lo anterior me lleva a reflexionar en la importancia que esto tiene en las relaciones; lo que la mayoría de las personas llamamos “diálogo”, se fundamenta en las discrepancias y en la apropiación de ideas o posturas con la que ya se está de acuerdo, lo que nos pone en un plano de enfrentamiento y confrontación.
Optar por la vía del diálogo para la resolución de situaciones conflictivas, a los hombres nos pone frente a un proceso que nos demanda escuchar a las mujeres con atención, creando condiciones para con nosotros mismos donde las preguntas sean sobre los efectos que tiene sobre mí lo que se escuché (que ya de por si fue complicado) para aclarar las emociones que se involucran con la situación que nos llevó a esto, para lo cual es muy importante que podamos reconocer diferencias y desigualdades.
Un elemento fundamental del proceso de dialogar implica en el reconocimiento y respeto de las emociones de la otra persona, es evidente que la responsabilidad emocional es individual, sin embargo, al establecer vínculos se van creando expectativas de las demás personas que muchas veces se basan en los estereotipos y prejuicios, por lo tanto, es crucial exista una apertura a la vivencia de cada quien, como hombres es necesario que comprendamos que muchas de nuestra ideas y formas de conducirnos no son válidas para las demás personas.
Saber reconocer las relaciones jerárquicas es una necesidad a la hora de establecer diálogos, no necesariamente para para perpetuarlas sin cuestionar, se busca favorecer la construcción de nuevas maneras de trato, no generando divisiones ni procesos adversos, ampliando las perspectivas del diálogo a través de la inclusión de todas las formas de diversidad existentes, económica, de género, sexual, cultural, étnica, ideológica, cultural, etc.
En este proceso de dialogar para crecer, debemos tener mucha apertura para el cambio, estar convencidos que un proceso como este tendrá a la larga resultados favorables para todas las personas y sobre todo para nosotros mismos, por lo tanto es de gran importancia y que es importante que exista un compromiso personal para involucrarse y responsabilizándose de la parte que le toca a cada quien.
Finalmente, el elemento que considero más complicado e importante de reconocer y a su vez de expresar, es lo relacionado con la vulnerabilidad personal, en tanto los hombres no trabajemos esta área, seguimos instalados en una postura de supremacía, que se basa en los “mandatos” de una masculinidad que exige a los hombres no ser débiles puesto es cosa de mujeres, ni mucho menos recibir ayuda a partir de esto, pues se tiene una falsa percepción de la fortaleza masculina.
Construir relaciones basadas en el respeto y buentrato, reconocer nuestras vulnerabilidades, pedir y aceptar la ayuda cuando lo necesitamos, así como saber escuchar y respetar las diversas voces, forma parte de un proceso en el que los hombres deciden libremente sumarse o no, cabe resaltar que intentar hacerlo de manera individual y sin apoyo hace que el camino sea más complicado, en ese sentido la recomendación es acercarse a opciones que favorezcan el trabajo emocional y el de la comunicación con la finalidad de mejorar las habilidades para el diálogo.