“Doctor, eso es acoso”

Por: Harmida Rubio Gutiérrez
Cada vez tratamos de estar más conscientes y atentas de cuidar nuestra salud. Aún ante las muchas ocupaciones del día, tratamos de darnos un tiempo para explorarnos, observarnos, y atender aquel dolor, aquella mancha o situación en el cuerpo que nos parece extraña. Sin embargo, también sabemos que existen muchas mujeres que no tienen acceso a los servicios de salud, porque les quedan lejanos, por cuestiones económicas, o por los muchos requisitos que se solicitan para acceder a ellos. Otras más, no pueden cuidarse adecuadamente por las demandas de la sociedad y la familia, que las orillan a poner su salud al final de la lista. Pero cuando todo nos favorece y podemos acceder a terapias y tratamientos, hay veces que se nos presenta otro obstáculo muy grande: el acoso sexual por parte de los médicos.
Pareciera un mito urbano, del cual se habla muy poco, nos lo guardamos muchas veces entre los dolores en el cuerpo, y así nos vamos a la casa, con nuestra receta pero con una sensación de incomodidad y asco.
Algunas hemos vivido episodios de este tipo, pero muchas veces no los sabemos identificar ni nombrar como acoso sexual. Algunos médicos varones, con el pretexto de examinar a las pacientes, les piden que se desnuden o que descubran partes de su cuerpo innecesariamente, o las tocan de manera lasciva. Las mujeres nos damos cuenta de cuando un médico nos toca de manera respetuosa y está analizando nuestro cuerpo en un sentido clínico; y también nos damos cuenta, con esa sensación en el estómago, con esa ansiedad repentina, o con el sobresalto que provoca cuando nos tocan o se acercan a nosotras con una actitud sexual. Pero en muchos de los casos no sabemos qué hacer cuando esto pasa.
Los médicos tienen un poder que muchas veces no se analiza. Tienen en sus manos respuestas a preguntas que nosotras llevamos junto con nuestras preocupaciones, tienen un conocimiento y una guía para que recuperemos y mantengamos nuestra salud. Hay algunos de ellos que utilizan ese poder para sobrepasarse, para decir que la revisión tenía que ser de esa manera, o indagar en la vida personal de sus pacientes en niveles muy íntimos.
El acoso sexual médico es una situación injusta que no se ha tratado a profundidad en nuestro país, a pesar de que es mucho más común de lo que parece. Como cualquier otro tipo de acoso sexual cuesta denunciarlo. Pensamos que no nos van a creer, o bien, que vamos a dejar trunco nuestro tratamiento. Ciertamente alguna de estas cuestiones puede llegar a suceder; pero es importante que cuando pase seamos capaces de verbalizarlo, de señalarlo y denunciarlo; por nosotras y por otras mujeres que pasan por la consulta.
Los individuos que se dedican a atender la salud de las personas deben de estar formadas no sólo en lo científico y clínico, sino también en lo personal, en lo psicológico y humano. Siguen existiendo médicos prestigiados con un historial de acoso muy grande, y siguen impunes.
Tenemos una labor muy importante como sociedad para no permitir que estas situaciones sigan pasando. Pero también tiene un papel fundamental la universidad que forma a los médicos; que debería profundizar en la cuestión ética, no sólo para que no cobren más de la cuenta, o para que hagan las cosas de manera profesional; sino también para preservar la integridad física y mental de las pacientes mujeres, tratarlas como personas, con todo respeto, y ayudarlas a cuidar y mejorar su salud.