Doña Aurelia

Mi hermano tiene una cicatriz en forma de rayo en la nariz. Ésta no se debe a ninguna maldición asesina atestada por un hechicero oscuro, sino más bien a la falta de pericia de un niño en bicicleta y a la ausencia de reflejos de mi hermano, de entonces 3 años. En defensa de aquel niño, que entonces nos sacaba a ambos un par de años, he de decir que aunque asustado, se detuvo como si se preguntara cómo debía proceder.
Este sábado recordé a aquel niño mientras esperaba en Urgencias a que doña Aurelia, mi suegra, saliera de revisión. Apenas unas horas antes había salido de la casa, dejándonos a su hijo y a mí a cargo de instalar su nueva estufa. “Voy al Cecan”, anunció antes de comentarnos que había dejado un par de pechugas listas para ser asadas. Mi suegra es sobreviviente de cáncer.
Doña Aurelia había salido de su cita sin problema alguno. Antes de cruzar la calle miró a ambos lados y tras asegurarse de que era seguro atravesar, se encaminó hacia la siguiente banqueta. Entonces un joven salió intempestivamente de algún punto. Iba en patineta y la calle era empinada… Quizás él, como el niño que le provocó a mi hermano su cicatriz de Harry Potter, tampoco tenía mucha pericia, pues no pudo evitar chocar con mi suegra. Ambos cayeron al suelo. Ella de lado, el rostro directo al pavimento. Él huyó.
Por fortuna, aún queda gente amable y solidaria. Como aquella vecina de la Progreso que salió corriendo de su casa para auxiliar a mi suegra, o el taxista que se detuvo para levantarla y evitar que algo peor le sucediera y que posteriormente la llevó sana y salva a la casa.
Doña Aurelia está, en lo que cabe, bien. Las radiografías no indicaron fractura, aunque la hinchazón y el dolor persisten; pasará varios días guardando reposo en cama.
La colonia Progreso, donde se ubica el Centro Estatal de Cancerología (Cecan) Dr. Miguel Dorantes Mesa, ha sido considerada en los últimos años una de las zonas más problemáticas de Xalapa. Riñas, asaltos y hasta algún intento de linchamiento han sido reportados, hasta el punto en que la colonia se considera ya un “foco rojo” en la capital del estado.
A lo anterior ahora tenemos que sumarle el hecho de que a la zona acude mucha gente mayor y enferma, así como cansados familiares de pacientes del Cecan… y si no es un asalto, al parecer también tienen que preocuparse por jóvenes skaters desconsiderados. “Es que por ahí hay muchas rampas, a lo mejor van por eso”, teorizó otra de las nueras de doña Aurelia. Quizás.
No quiero señalar a los jóvenes deportistas que anden por esos rumbos, especialmente si el deporte es su principal ocupación, pero creo que es necesario considerar que la zona cercana al Cecan no es apta para tales actividades, en especial si lamentablemente son incapaces de responsabilizarse de los accidentes que provocan. Hace casi 20 años un niño de menos de una década se detuvo al ver lo que le había hecho a mi hermano, aunque nuestro padre estaba presente. Este fin de semana, un veinteañero decidió dejar a su suerte, en plena calle, a una mujer mayor que estaba por completo sola.
Ojalá que la supuesta intervención de Seguridad Pública que anunció a finales de enero la regidora octava del Ayuntamiento de Xalapa, Leticia Amira Delgado, no solo se constriña a trabajar la violencia de la colonia Progreso, sino también la seguridad alrededor del Cecan… para evitar más accidentes como el de doña Aurelia.
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