Efecto cucaracha

*Grupo Más y Cab, sucios
*Dengue, pandemia ignorada

En muchas ocasiones el entonces gobernador de Veracruz, Miguel Angel Yunes Linares aseguró que Veracruz era víctima del efecto cucaracha de la delincuencia organizada de otros estados arribaba a Veracruz para esconderse y al mismo tiempo seguir con sus ilícitos. En menos de un año de dejar el poder, el ex gobernador y buena parte de sus colaboradores ya están en el estatus de efecto cucaracha para resguardarse de la barredora MORENA.

Y aunque el ex gobernador no atacó legalmente a los integrantes de MORENA, como lo hizo con los priistas del equipo de su antecesor Javier Duarte de Ochoa, a quienes por cierto encarceló a toda costa y hoy, la mayoría están en fuera del Penal de Pacho Viejo, que paradójicamente está en espera de los yunistas.

Como cucarachas han huido, Jorge Winckler Ortiz, Marcos Even Torres y media docena de ex funcionarios de la Fiscalía, que ahora cuentan con orden de aprehensión y que andan a salta de mata, pero la lista es larga, algunos cuentan con fuero por ser diputados o senadores, otros más titubean en negociaciones como los que participaron por la dirigencia estatal del PAN y que ambos están manchados por su participación en el gobierno de Yunes. José Mancha aunque fue diputado local en el periodo de dos años del gobierno anterior, se beneficio de con bondadosos contratos del erario público y su contrincante, Joaquín Guzmán quien ocupó la Sedarpa y se registra un desvió de al menos 50 millones de pesos en su gestión.

Ahora, el gobierno de MORENA parece que ya aprendió a usar el juguete del gobierno, no está dispuesto a dejar títere con cabeza en referencia a los anteriores administradores de Veracruz encabezados por Yunes Linares y que durante dos campañas electorales, emprendieron guerra negra de desprestigio a las huestes morenitas.

Los panistas, principalmente los que que metieron la mano al cajón, los que orquestaron campañas negras y actos deshonestos para encarcelar a sus antecesores, hoy padecen de insomnio y buscan abogados para tramitar amparos, lo malo es que sus mejores abogados eran Jorgen Winkler y Marcos Even.

Grupo MAS y CAB sucios!

Los concesionarios de la distribución del agua potable y alcantarillado de Veracruz y Boca del Río otra vez en el ojo del huracán, en menos de un mes se han registrado considerables encharcamientos y en algunos casos inundaciones en la zona conurbada, el motivo es simple, las empresas que se beneficia con el cobro del servicio no dan mantenimiento a los sistema de drenaje pluvial.

Pero el problema se puede agrandar y generar un verdadero caos, el origen turbio de las concesiones y el actuar sucio de ambas empresas, tienen al 80 por ciento de las plantas para el tratamiento de las aguas residuales que genera la población no están siendo tratadas lo que indica que corren por los drenajes sin control, en cualquier momento los encaprichamiento e inundaciones serán de aguas negras.

La Caboca operada por Acciona y el Grupo MAS oreado por Odebrecht se han convertido en un problema con tendencia a ser un caos para los usuarios de toda la zona, bajo la complacencia de las autoridades municipales que cuentan con presuntos comités de vigilancia que se han convertido en complacientes elefantes blancos.

Dengue, epidemia ignorada

El dengue con más de cinco mil casos en el registro oficial de la Secretaría de Salud, pero con proyecciones del doble o triple en el sub registro que ofrece un panorama de miles de veracruzanos de todas las edades tumbados por la proliferación de los moscos que se combatieron en tiempo y forma por la intención del gobierno de ahorrar recursos públicos.

De acuerdo a las cifras oficiales el sector salud reporta 5, 267 casos comprados, pero lo grave es la probabilidad que es de 26 mil 288 al último corte, es decir personas que sintieron síntomas o que lo padecieron sin acudir a los centros de salud, por desconfianza por por falta de recursos.

Pues resulta que en este año, el sector salud y los ayuntamientos, no aplicaron suficientes programas de descaharrización y de fumigación, las consecuencias en algunos casos ya están enterradas tres metros bajo tierra, mientras que los hospitales saturados de pacientes con dengue, mientras el gobierno estatal se afana en sostener que el problema está bajo control.