EJECUTIVO PROPONE, CONGRESO DISPONE

Dentro de todo plano democrático, se sabe que el Congreso es uno de los tres que conforman la división tripartita de poderes de un Estado.
Ello obedece, en suma, a la distribución del Poder en varios espectros decisorios. Y evita que el monopolio del mismo recaiga en una sola persona u ente tomador de decisión.
Tanto en el mercado económico como en el mercado político, el monopolio es una falla de los mismos. Y más tratándose del poder focalizado en una única psique.
Nada difícil de entender y comprender, pero si muy imposible de aceptar para quienes están acostumbrados a hacer y deshacer a su libre “albedrío” y más para quien cuenta en sus hemisferios mentales con preferencias circulares.
Es decir, con decisiones un día hacia una dirección y al otro día hacia el camino contrario que antepuso a su pensar y a su decir.
Ello, el ejercicio mental circular, está haciéndose presente en quien representa a uno de los tres poderes del Estado: el Ejecutivo Estatal.
Verbigracia es observar su comportar ante el accionar de los miembros del Congreso Estatal, otro de los tres poderes que cohabitan en el plano Constitucional de nuestra Entidad y de nuestra Nación.
Si el Ejecutivo tiene, en un plano democrático, la intención de hacer alguna modificación al entramado legal que se rige mediante la Constitución y las leyes y reglamentaciones que de ella derivan; sabedor debe estar que su papel es de propuesta y no de orden.
Proponer para enriquecer el debate y la comercialización de ideas, es el objetivo fundamental de quien tenga la gran oportunidad de portar la investidura del poder Ejecutivo.
Proponer para llegar a un acuerdo, con los demás poderes, pero sobre todo con el poder que tiene dentro de sus facultades la posibilidad no solo de proponer, sino, de disponer lo que considere fundamental e importarte para el devenir de la Entidad, el Poder Legislativo Estatal.
Emplazar, después de proponer y no conseguir lo propuesto, con “dejar” de pagar a los miembros de otro poder, por el simple hecho de que no todos coincidieron con la visión Ejecutiva; es minar, por no decir explotar, la relación cordial y respetuosa, pero sobre todo de retroalimentación, que, entre ambos Poderes, el Ejecutivo y el Legislativo, debe existir para el bien del desarrollo, del crecimiento y del bienestar de todos los ciudadanos de la Entidad.
Si algo se le puede reconocer a quien hoy detenta el Poder Ejecutivo Estatal es la fama política e intelectual que tiene ganada a cuestas. Algo debe estar aconteciendo en su periferia que no ha permitido producir los resultados esperados, donde el dialogo, la negociación, la concordia y el respeto priven ante toda propuesta emanada de él y decidida por los 50 representantes populares que ocupan curules en la catedral de la democracia, el Congreso Estatal.
Es tiempo, quizá, para el Ejecutivo Estatal de recapitular su actuar. Que así sea por el bien de Veracruz y de todos los Veracruzanos.

REPENSAR EL PENSAR.

Una de las grandes virtudes del ser humano, ese que se distingue de los animales por su capacidad de raciocinio y de poder elegir opciones en su transitar por la vida, es la gratitud; pobre de aquel que, siendo apoyado en un determinado momento, por un igual, después olvide tal momento y se quiera abalanzar contra quien en su tiempo y momento le brindó la mano. Hay un “precandidato” por el puerto, del PRI, que tiene todo menos esa virtud…ya perdió de entrada cualquier intención que tenga por realizar…

Sabrán los diputados, y no los de la alianza del “cambio” sino los otros, que votaron a favor de la famosa, y mentada por todos, reestructuración lo que en verdad votaron. Muchos se consideran eruditos en la materia, debido a sus títulos obtenidos, pero con sus acciones realizadas dejan mucho que desear en su estructura como entes pensantes…

Saludos cordiales,

Lic. Rafael A. Castillo Zugasti