El amor de mamá

Intentaré poder expresar el tamaño del amor de mamá, lo inmenso, puro, genuino e inagotable que es, razón por la que se tiene como un tesoro en la vida de cualquier persona. Son ejemplo de amor, compasión y sacrificio. Dan todo por amor a sus hijos, aún cuando fueren viejas, siguen dando amor y cariño.
Hoy las festejamos, con el cariño, con la admiración, el reconocimiento, el respeto, la gratitud por su inmensurable amor y su invaluable papel como centro de un hogar, en especial a aquellas madres que son “tan padres” jugando la doble figura de mamá y papá, cualquiera que hayan sido las circunstancias. Por su dedicación, esmero en criar, educar, formar, encausar a sus hijos como personas de bien, bajo los valores, los principios, las buenas costumbres que sólo ellas saben inculcar.
Dios les ha concedido el privilegio de ser madres, nos formó desde su vientre como lo dice el libro de los Salmos capítulo 139 versículo 13: “Porque tú formaste mis entrañas, Tú me hiciste en el vientre de mi madre” la que Dios, en sus planes, ha escogido para ser nuestra madre, dotándolas de un corazón distinto al de los hombres, en el que la mayoría de las veces, sus hijos pasan a ocupar el primer lugar en la escala de la familia. Abandonando incluso sus sueños y anhelos a cambio de ver convertidos en realidad los de sus hijos.
Al final de la película de Marcelino pan y vino hay una escena por demás conmovedora, en la que Marcelino, el niño, está hablando con Jesús, quien le pregunta porque esta tan callado y el niño entonces le dice que está pensando en su madre y en ¿cómo son y qué hacen las madres? A lo que Jesús le contesta: dan su vida por sus hijos, dan la luz de sus ojos, las madres dan y dan hasta hacerse viejas.
Hoy honramos a esos seres llenos de ternura, amor y dulzura que son nuestras madres, hoy es un momento especial para retribuirles un poco de todo el amor que siempre nos dan. Y si han partido, si han sido llamadas por Dios ante su presencia; podemos decir que su propósito se ha cumplido, quedando el recuerdo de su gran amor. Concluyo deseando a todas las madres, que Dios las bendiga grandemente y que sigan siendo instrumento de su amor y misericordia.