El arbolito de Navidad

Como la mayoría de los veracruzanos, yo era de los que pensaban que la instalación del árbol de Navidad que adorna cada año la Plaza Lerdo de Xalapa corría a cargo del ayuntamiento local.
Pero no es así; es por cuenta del gobierno estatal.
De ello me enteré de manera fortuita en diciembre anterior a raíz de que el gobierno del alcalde xalapeño, Américo Zúñiga Martínez, fue muy criticado por el pinchurriento árbol que se instaló en 2016.
“Quien se encarga de la colocación y adornos del árbol de Navidad en la Plaza Lerdo, es el gobierno estatal. Al ayuntamiento le corresponde la instalación de adornos navideños en los parques y jardines de la ciudad”, me aclararon en la Oficina de Comunicación Social del ayuntamiento xalapeño.
Era tanta la tirria contra el gordo Javier Duarte de Ochoa, que no faltó quien le echara la culpa de mandar poner un árbol tan furris. Nadie se puso a pensar que el sujeto había presentado su renuncia el 12 de octubre, por lo que hubiera sido muy prematuro que ordenara la instalación del árbol para luego largarse.
Tampoco lo instaló el gobernador suplente, Flavino Ríos Alvarado, que estuvo en el poder 47 días. Con tantas broncas como se le vinieron encima, qué carambas iba a tener ánimos de andar ordenando la puesta de un árbol de Navidad.
La colocación del deslucido arbolito del 2016 estuvo a cargo del gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares. Y si ese pino de utilería recibió corrosivos comentarios, el actual le gana de calle en ese sentido.
Lo ves y te dan ganas de llorar, lector.
De noche luce más o menos aceptable, con luces de color azul. Pero de día ofrece una vista deprimente e incluso hasta lúgubre. Resalta el color oscuro de las esferas y adornos. Y para colmo carece del tradicional Nacimiento.
Digo, si el 2017 fue un año endemoniadamente violento, nada como contrarrestar tanta violencia con algo agradable a los sentidos. Y lo lógico era un poquito de colorido navideño para levantar el ánimo de la ciudadanía. Pero a nadie se le ocurrió esa idea.
Este año ha sido el más sangriento y violento de los últimos tiempos en todo el país, pero particularmente en Veracruz, donde de diciembre de 2016 a noviembre de 2017 se cometieron Mil 750 ejecuciones. Es decir, una cada 30 horas en promedio. Y de enero a noviembre se contabilizaron 239 crímenes contra mujeres.
“Un árbol fúnebre para un año igual de fúnebre”, le escuché a una persona que se acercó a ver el mentado pino navideño mientras yo también estaba ahí baboseando.
Y al parecer ese es el mensaje.
El pino navideño instalado en la Plaza Lerdo, triste opaco y de mal gusto, da la impresión de ser el reflejo de lo que ha pasado este año en Veracruz.
Ni más, ni menos.
Quiero pensar que ha sido la violencia la que le ha quitado hasta el buen gusto a quienes son los encargados de adornar la Plaza con un árbol de Navidad. Y no la tacañería de un gobierno que no tuvo siquiera para colgar de ese esperpento, adornos más coloridos y agregarle un Nacimiento, aunque fuera de plástico como el del año anterior.

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