El asesinato de Juan Carlos Molina

v No debe de quedar, como tantos otros, en la impunidad
v Son muchas las líneas de investigación a seguir
v Intervendrá la Fiscalía General de la República

No basta ya la tantas veces repetida declaración de que no hay cabida para la impunidad, o que se abrió ya la carpeta de investigación o que se está coordinando la Secretaría de Seguridad Pública, la Fiscalía del Estado y hasta la Fiscalía General de la república para dar la respuesta que los veracruzanos están esperando, luego del asesinato del diputado local y destacado productor ganadero Juan Carlos Molina, el pasado fin de semana en su rancho de Medellín.

Es verdad que son muchas las “líneas de investigación” que se tienen que seguir, pero ojalá y que los grupos de inteligencia policíaca que se van a abocar a tratar de esclarecer y dar con los responsables, actúen con la necesaria capacidad que el asunto demanda.

Sabemos que aquí no contamos con los sofisticados equipos que en las series policíacas como la Ley y el Orden permiten no solo resolver un homicidio en las primeras 48 horas, sino que localizan y detienen a los culpables.

De acuerdo con las versiones periodísticas, el diputado Juan Carlos Molina habría denunciado -desde hace meses- que había sido objeto de amenazas, pero obviamente no se sabe de parte de quien.

Aunque además de entrevistar a los familiares cercanos, con quienes pudiera haber compartido más información, se tienen que investigar también sus actividades como dirigente de la CNC en el Estado, que por cierto se supone estaría próxima a elegir un nuevo líder.

Otra vertiente de investigación es la intensa actividad que venía desarrollando para denunciar y tratar de evitar la importación de ganado desde Centroamérica, que afecta a los productores nacionales.

Tampoco se debe de descartar el que se haya negado a ser extorsionado, ya que Juan Carlos Molina era uno de los productores de ganado de pura raza para cría y reproducción, que tenían calidad de exportación para la reproducción de sementales.

Como parte de la campaña en contra de la introducción ilegal de ganado a nuestro país, en el programa de radio Informativo Fin de Semana en El Heraldo Radio habló sobre el tema.

Molina, también líder local de la Confederación Nacional Campesina del PRI, tenía contactos con todo el sector en el país y denunciaba un robo creciente de reses en Veracruz. Un millón de novillos y animales en pie, aseguró, cruzan al año de manera clandestina el río Usumacinta.

En México, con sobornos de por medio, entran al padrón regular sanitario para su comercialización natural.

“Es una competencia desleal para los ganaderos que crían y cumplen con todas las campañas y normas de sanidad, porque se compra a mitad de precio y se vende al precio real”, denunció Molina, uno de los pocos ganaderos que levantó la voz ante el crecimiento del tráfico de reses en pie.

“Además, representa un grave riesgo sanitario como fiebre aftosa, que pondría en jaque a la ganadería nacional, cuyo cliente principal es Estados Unidos”, agregó el ganadero que usaba sombrero de ala ancha.

En la charla alertó que tenía información de que el modus de introducción clandestina estaba cambiando, porque en vez de cruzar las cabezas por el Usumacinta, el plan ahora consiste en trasladar a los animales vivos en barco desde Centroamérica hasta Sonora.

El ganadero viajó las últimas semanas a reuniones con la Comisión de Ganadería de la Cámara de Diputados, y con Víctor Villalobos, secretario de Agricultura federal, quien se comprometió a abatir el contrabando con la Guardia Nacional.

Así como son muchas las líneas de investigación que se deben de seguir, son muchas también las razones, por las que el asesinato del diputado local del PRI y destacado productor del campo veracruzano, no pueden ni deben de quedar sin resolver.

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