El comal le dijo a la olla…

Endurece posición, la Iglesia Católica, respecto a la permisibilidad que la 4ta. Transformación aplica al debate sobre aspectos de valores humanos que tiene que ver con la legalización del aborto y otras acciones que consideran legal el uso de la mariguana, penalizan terapias de reorientación sexual, legalización de la eutanasia, “derechos sexuales” inexistentes y otras cosas de orden moral.
Con base en eso, la Iglesia critica al Estado, representada por las cámaras de diputados y el senado, y las señala como promotoras de contribuir a la confusión social enrareciendo el ambiente y de estar confrontando a la sociedad con asuntos que dividen, sobretodo, cuando se pretende destruir algunos valores fundamentales de la sociedad, dice.
Y bueno, quizás, la comunidad eclesiástica vela porque estos valores a que hace referencia se mantengan en vigencia plena y, efectivamente, desarrolle trabajos contundentes desde las organizaciones sociales que dice existen como coadyuvantes, ayuden a la reconstrucción del tejido social.
Con este principio aceptamos que la crisis moral y ética de los centros urbanos del país, es un problema de todos, por supuesto, que afecta a la familia, la comunidad, hombres, mujeres y niños en las calles, escuelas, transporte público e incluso en nuestro vocabulario van en deterioro de los principios morales.
Para la mayoría de los ciudadanos este debate, Crisis Moral-Estado es un tema a de poca importancia, sin ningún conocimiento a veces sobre los que es la ética, valores y dignidad humana, mucho menos su relación con el estado, las escuelas, la propia familia y los problemas que alteran la sociedad a nivel mundial.
Y es bueno reflexionar sobre estas puntualizaciones que la Iglesia plantea, porque es trabajo de toda la sociedad volver al inicio rector del respeto a los valores morales. Pero también, al respeto civil, a las autoridades y el respeto a la dignidad humana. La iglesia crica, acusa, pero, no propone.
La vorágine de la modernidad, mal entendida, ha provocado la asimilación de la violencia como un parámetro en el estilo de vida, ha convertido a los humanos en insensibles hacia el dolor ajeno y ha vulnerado el estado de derecho cuando los valores, en su conjunto, se olvidan desde el hogar, la escuela, la familia, la sociedad y el propio gobierno.
En los últimos años hemos observado cosas increíbles en el aumento de la violencia, el desprecio a la vida y la inseguridad, principalmente; situaciones que se han alejado del control del estado en los político y civil y de la Iglesia dentro del hogar y la familia, la reivindicación de la violencia está muy alejado del problema tan grave que se está gestando en la sociedad y al margen de las autoridades.
Los ciudadanos se alejan de estas dos instituciones, tanto del Estado como de la Iglesia, porque sus acciones son poco creíbles en ambos casos y en sus ámbitos de competencia, porque el abrumador instinto de supervivencia ha obligado al ciudadano a buscar su propia autoprotección lejos de las autoridades encargadas de la seguridad y la justicia legal, pero, también de las autoridades eclesiásticas encargadas de la fe, moral y esperanza.
Consideramos este vínculo importante porque es parte de la formación integral de cada individuo en una sociedad, respetar las normas legales, como era antes, desde respetar a los mayores, a los profesores, escuela, comunidad, universidad, autoridades civiles y militares encausaban bien el respeto a los gobernantes.
Sin embargo, la ociosidad, simulación, corrupción, autoritarismo y otras prácticas de mal gobierno han causado en la sociedad la falta de respeto con los gobernantes, funcionarios y todo el aparato gubernamental, porque precisamente es el gobierno él que se ha dejado en indefensión de los ciudadanos.
Una mala prestación de servicios públicos, indiferencia en los problemas sociales que causan la ausencia de políticas públicas y de atención, por ejemplo, en la impartición de justicia, persecución del delito, malos servicios médicos, ineficiencia en el desarrollo económico y social, falta de apoyo a la cultura, desconocimiento para contener la inseguridad y la violencia, entre otras cosas, hacen que la sociedad trate de buscar por sí mismo todos lo que el Estado les queda a deber.
El modelo de educación humanista e incluso filosófica donde podemos ubicar el reclamos de la Iglesia Católica en los problemas políticos y civiles de la sociedad, han cambiado en la mente de los ciudadanos que intentan con esta nueva concepción de mundo, abrir su conciencia a tener mente abierta contra todos los señalamientos que hace la Iglesia, es decir, a la “pérdida de valores” sobretodo, en nuestro jóvenes.
Las sociedades requieren de un marco legal para poder funcionar civilizadamente, las leyes y las normas rigen el estado de derecho y su violación atenta contra el presente y futuro de nación y de los propios ciudadanos.
Sin duda la situación social en el país ha ido desmejorando en comparación con épocas anteriores. Es por eso que se habla de la crisis moral, de la violencia generalizada, de los antivalores, en todos los niveles y estratos se ha perdido el sentido de vivir, producto del grado de miseria y los problemas que se le suman.
En realidad no se puede hablar de pérdida de valores como tal, sino más bien de cambios de las sociedades que a partir de las dificultades e intereses del momento que se vive, produce un cambio en los patrones sociales, de creencias en las personas y por esto produce un cambio en las conductas.
Quien vive dentro de la ley y las normas legales vive moralmente, o lo que es lo mismo la chamba es de todos, digo bajo los preceptos de sociedad y respeto mutuo.
Suburbio 1
¿Qué este fin de semana hubo bacheo de emergencia? Nadie supo!!!!

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