El debate por Veracruz

Dicen quienes lo han visto, que después del debate de este domingo, el alcalde xalapeño Hipólito Rodríguez anda que no cabe de gusto porque según él, su gallo Andrés Manuel López Obrador ganó de calle a sus adversarios.
Al parecer Hipólito dijo a sus cercanos que como consecuencia de ese “triunfo”, Cuitláhuac García arrasará en la contienda por la gubernatura de Veracruz.
Bien dicen que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver.
Ni cómo negar la ventaja de AMLO. Sus adversarios tendrán que sudar la gota gorda en los siguientes debates si quieren pelearle el primer lugar. Quien se rezague de Meade y Anaya en el siguiente debate, tendrá que despedirse de sus sueños por terciarse la banda presidencial.
Pero una cosa es un debate por la presidencia de la República y otra bien diferente serán los dos que sostendrán por la gubernatura Cuitláhuac García, Miguel Ángel Yunes Márquez, José Yunes Zorrilla y Judith González Sheridan a quien sin ánimo de ofender y mucho menos menospreciar, no la veo gobernando Veracruz. Y lo digo con todo respeto.
¿Que AMLO ganó el domingo? ¿Quién lo dice? ¿Hipólito Rodríguez? Por Dios.
A pesar del subjetivismo con que se manejan este tipo de resultados, nadie vio ganar a Andrés Manuel porque simplemente no ganó. Quizá el hecho más significativo de que su participación fue muy equis, es que sus seguidores estuvieron calladitos en las redes sociales y dejaron la alharaca triunfalista para mejor ocasión.
Si Hipólito piensa que Cuitláhuac va a ganar por el efecto AMLO, se equivoca. Lo que sí puede suceder es que pierda en Xalapa por el efecto Hipólito. Con el pésimo gobierno municipal que ha realizado en cuatro meses ¿qué apoyo le puede brindar a su amigo Cuitláhuac?
En cuanto a los debates, mucho deberá prepararse el candidato de Morena para que no le ocurra lo del 2016 en que sus adversarios lo hicieron sándwich. Y es que ese es su gran talón de Aquiles; los debates nomás no se le dan.
Cuitláhuac es feliz en los mítines donde cuenta chistes malos, repite como tarabilla que Yunes Linares tiene un reloj de 6 millones de pesos, promete cosas imposibles y la gente le aplaude. Pero ya en el terreno de aportar ideas y plantear soluciones se descarrila. Igual que López Obrador.
¿Qué hará frente a Yunes Márquez que es entrón como su papá y frente a Yunes Zorrilla que es un excelente orador? Presumir que va a arrasar el 1 de julio no creo que le ayude mucho.
Este domingo comienzan las campañas por la gubernatura y el asunto de pondrá muy intenso. Más que en el 2016.
Según me cuentan, la estrategia de José Yunes que va en tercer lugar en las encuestas (a siete y no a treinta dígitos del puntero), será tratar de ganar cuando antes el primer lugar que tiene Miguel Ángel Yunes Márquez y olvidarse de Cuitláhuac, que va en segundo.
La táctica es excelente. Pepe se enfrentará a un joven que es apoyado por su papá el gobernador y la lucha será titánica.
Tanto Pepe como Yunes hijo lucharán contra el enojo social y en ese terreno el peroteño lleva ventaja. ¿Por qué? Porque Yunes Márquez difícilmente podrá sortear el enojo ciudadano contra su papá por no resolver el problema de la inseguridad.
Y si Cuitláhuac sigue pensando que ganará nomás con la pura camiseta, que luego no diga que le robaron… como lo ha dicho AMLO desde hace 12 años.
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