El disparate bíblico de la Torre de Babel

Génesis 11:1- La torre de Babel
11. En ese entonces se hablaba un solo idioma en toda la tierra. Al emigrar al oriente, la gente encontró una llanura en la región de Sinar, y allí se asentaron. Un día se dijeron unos a otros: «Vamos a hacer ladrillos, y a cocerlos al fuego». Fue así como usaron ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de mezcla. Luego dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra».
Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y se dijo: «Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es solo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr. Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos».
De esta manera el Señor los dispersó desde allí por toda la tierra, y por lo tanto dejaron de construir la ciudad. Por eso a la ciudad se le llamó Babel,[a] porque fue allí donde el Señor confundió el idioma de toda la gente de la tierra, y de donde los dispersó por todo el mundo.
En el relato de la Torre de Babel, del libro del Génesis en el Antiguo Testamento, Dios «castiga» a la humanidad por su arrogancia y hostilidad exponiendo al hombre a la confusión de lenguas.

Confundidos los hombres se dispersaron por todo el mundo, y siendo unos conocidos, familiares, se convirtieron en extraños, en “los otros”, y “lo mismo” dio paso a “el otro”, al diferente, siendo imposible comunicarse cada quien creó su propia cosmovisión de las cosas internas y externas.

El sonido que antes refería a la misma cosa, ahora cada quien la nombraba con vocablos diferente, con sonidos diferentes, y la humanidad que en un principio era una sola, ahora era un sinnúmero de culturas y lenguas, y cada una hizo de su historia la historia universal del “otro”, y las guerras no tardaron en venir, en ser el vehículo para el dominio del “otro”, antes el hermano de sonidos cercanos y audibles, de vocablos que al menor sonido nos hacía sentir “al otro” como un hermano, como un amigo, sentimientos que se hermanaban con un solo lenguaje; aún quedan vestigios de esa época en los cantos que nos unen, en las pautas ordenadas en el espacio y el tiempo que al tocar de cuerdas, al exhalar en cuernos de fierros, apaciguan la confusión de la vida diversa y “el otro” vuelve hacer un cercano, un amigo, un amado, un amante.

El problema teórico de las matemáticas de la humanidad no resuelto, ¿cómo incorporar a los diferentes, “al otro”, sin anularlos?, se vuelve en el reto de todos los tiempos, quizás erramos desde el inicio, y esos vocablos diferentes nos alejaron de la gran verdad del hombre, ahora encriptada en las contradicciones de sus sistemas sociales y sus teorías humanas que nos resistimos a renunciar, y la compulsión a la repetición que busca la paz eterna se vuelve en el síntoma de nuestros tiempos, “es mejor querer la nada a no querer” repetía incesantemente nuestro querido Nietzsche, tratando de advertirnos que nuestra gramática estaba entrampada en la misma muerte, o lo que Freud genialmente nos comentaba de nuestra naturaleza humana, en la vuelta a lo infinito, al vientre materno, donde la felicidad no era un problema porque no había gramática alguna que nos sumergiera en nuestros infiernos y glorias, es decir, en nuestros particulares lenguajes que nos dejaron de ser parte de la eternidad, parte de la gloria, el mundo del silencio y la hermenéutica ontológica que cedió ante la epistemología esquizofrénica de nuestro tiempo, que cedió ante ese goce mortal del mundo virtual deshumanizado y perverso, que se alimenta de nuestra condición prometeica que por pequeños momentos nos hace aparecer insultante de goce y al instante “la nada” viene hacer una piedra penosa que se carga estoicamente, el principio de contradicción se hace añico ante un ser que es y no es al mismo tiempo y en el mismo espacio.

El debate es interminable y tramposo, porque todos sabemos por qué sufrimos, por esa temporalidad, por no poder hacernos con la eternidad con nuestras manos, y porque vemos que el agua se nos filtra entre los espacios de nuestros dedos sin poder llevarnos a la boca tan sólo gotas de eternidades que no son suficientes, hasta esperar que ocurre el final deseado y ya no estemos para atestiguar que el paraíso estaba en nosotros, que vivía cerca de nosotros, y que a cada instante podíamos tomarlo y ser felices.
La humanidad no aprende y tiene una memoria muy corta, eclipsad por los links del link, y más aún ahora que “con sus nuevas tecnologías de la información, ha venido estructurando un entramado ficticio y virtual de placebos de metadonas virtuales esquizofrénicas y paranoicas infinitas, y por lo tanto, inalcanzables para sostener el egoísmo y la prevalencia del individualismo como la característica primera de la condición humana”.

Nunca ha habido la condición de pensar en “el otro” más que como retórica, más que como un lenguaje diferentes inentendible y ajeno, en la traducción se queda casi toda del ser que se quiere acercarlo al otro.

Pero “la Torre de Babel el disparate bíblico” no es circunstancial ni un mito judeocristiano, inocente ni un disparate, no es otra gramática ocasional, sino es la forma en que la biología del más fuerte y dominante, el dueño de la “Gran Gramática” ha ocupado el centro del universo humano. Es el bienestar personal de esa raza perfecta la que realmente ha importado, los otros 99% son los engranes del nuevo sistema sofisticado de dominación donde recae el trabajo y representan el plus de ganancia, la nueva esclavitud virtual funciona con individuos puestos a reproducir el sistema económico neoliberal y la epistemología esquizofrénica perversa de control, la gramática por venir, si es posible hablar de un porvenir, tiene que deshacerse de esa “Gran Gramática”, y la rebelión de la banda de hermanos debe culminar no con la muerte mítica sino real del padre dominante de la horda gramatical.

Habíamos pensado estúpidamente que el maridaje entre capitalismo y democracia era real, el fracaso de ese hogar polimorfo perverso social con el que se ha eclipsado el hombre ha agotado toda posible gramática sobre lo humano, porque los significados capitalismo (expresión de lo individual) y democracia (expresión de lo público, de lo comunitario) siempre han estado divorciado y es una contradicción, fue una trampa de la Gran Gramática para legitimar y hacer menos doloroso la anulación del otro, algo de clemencia se escabulló y quizás de culpa.

Quién controla a quién, quién es más libre, el de la Gran Gramática o “el otro”, los hombres de las gramáticas.

Hegel decía que el esclavo no necesita confirmar su condición de esclavo, que es el amo quien necesita el reconocimiento del esclavo, pero porque el esclavo es esclavo sino puede ejercer el poder del reconocimiento, porque el esclavo si bien no necesita reconocer su condición esclavo, tampoco necesita reconocer nada por su condición alienante genéticamente, es el lugar que le toca vivir. Parece ser que la revuelta de los esclavos nunca ocurrió, nunca el débil se convirtió en el fuerte, nunca el noble cedió su lugar al harapiento desposeído hasta de alma. Siempre ha habido un fuerte en la cima de la evolución de nuestra especie. Qué lugar deseas ocupar, pero no es de elección ni de libre albedrío, es genética evolutiva en lo social. La política es biología no acuerdos ficticio, o reconocimientos del límite por el castigo y la ley, está condicionada por esa Gran Gramática de los genéticamente fuertes, que hasta hacen, como lo diría Sartre, que construyamos un mundo de oposiciones y discursos y conceptos que nos consuelen con la libertad, la igualdad y la tolerancia.

Es con la mirada con que la madre impone el límite del deseo del “otro”, no necesita ningún lenguaje.

La letra se ha agotado he repetido una y otra vez, la Gran Gramática se ha agotado, no sé si es porque la especie fuerte se está extinguiendo o no puede reproducirse, y ha planeado la solución final. Todavía es tiempo de darnos cuenta y hacer entre “los otros” una nueva historia de dominio, una Nueva Gramática del Hombre.