El estado de bienestar y la gobernabilidad, cada vez más lejos

Gobernar no significa únicamente mandar; puesto que la acción gubernativa debe orientarse a objetivos políticos en los que la sociedad se sienta respaldada por las instituciones que garanticen una seguridad pública para ejercer las libertades del individuo y a su vez garanticen empleo y desarrollo personal, de lo contrario faltando alguno de esos elementos, la inconformidad aflora y la gobernabilidad con el diálogo y la concertación se pierde porque el Estado se ve obligado a utilizar su fuerza en contra de la sociedad que protesta por las malas acciones del gobierno.
Pareciera que el Contrato Social al que se refería Juan Jacobo Russeau, ha quedado obsoleto; aunque en la conformación de los Estados Modernos, siguen vigentes los principios de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Aquella frase atribuida a Luis XIV “EL ESTADO SOY YO” quedó abolida, al igual que la esclavitud y los excesos de los señores feudales.
El poder absoluto del soberano pasó a manos del pueblo y éste a su vez decidió por mayoría de razón la forma de su gobierno, la extensión y límites concedidos al gobernante, para lo cual se adoptó la división del poder público, propuesta por el Barón de Montesquieu, quien resume en uno de sus pensamiento la definición del político de grandes alcances de la forma siguiente: “Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella”.
Hoy México se debate, dividido entre quienes tienen mucho y los que carecen de lo necesario para su sobrevivencia. Así vemos todos los días las marchas, plantones y manifestaciones en la capital del país y en las capitales de los estados, donde gobiernan sin distinción de siglas, lo mismo militantes de MORENA, que del PAN, el PRD y el PRI; y la represión de las fuerzas de seguridad pública está contenida en tanto el Presidente López Obrador así lo decida, para evitar el derramamiento de sangre en una lucha fratricida que acabaría con lo bueno que queda de este país.
Si a lo anterior se agrega el éxodo permanente de centroamericanos que migran hacia los Estados Unidos y el encargo de Trump, que México aceptó la situación política y social se complica y no se ve para cuando, el gobierno de México devolverá la seguridad pública a la ciudadanía, para alcanzar el crecimiento económico necesario para garantizar empleos, salud y educación. Hay que acabar con la corrupción, que aunque en menor escala, se sigue fomentando.