El Ferdinando y la Imelda Marcos de Veracruz

“No podemos ser como aquellos malos mexicanos a los que no les basta con las disculpas de la PGR a Jacinta, Alberta y Teresa, y que pretenden que el Estado no solo se chingue moralmente por confundir a las indígenas con Los ángeles de Charlie, sino que también se caiga con el billete grande para medio aliviar los años pasados en el tambo que nunca pisará Javidú. No exageren, están como aquellos cínicos que no le creen al presidente del PRI, de cuyo nombre nunca puedo acordarme, cuando afirma con virilidad que las corruptelas de Duarte jamás de los jamases van a ensuciar la nívea y prístina carrocería del partido tricolor. Por favor, ningún mexicano en su sano juicio creería que no porque el Ferdinando y la Imelda Marcos de Veracruz se hubieran clavado en la acumulación originaria de ranchos, a los priistas no tendría por qué impedírseles su derecho a una bien merecida abundancia. Y para demostrarlo ahí tenemos a José Murat, prácticamente un millennial de la política y de las ideas premodernas, que será ungido como en los tiempos faraónicos de Fidel Velázquez, líder de la CNOP, una organización de la que prácticamente nadie se acordaba.” (Fuente: Milenio, “Política cero”; Jairo Calixto Albarrán, 23/FEB/2017).