El tiempo apremia y si algún candidato guarda estrategias para ganar la elección, que las saque ahora o que calle para siempre

Los chairos junto con los partidarios de los independientes y de Pepe Meade, se han encargado de desenmascarar al antipático candidato de la Alianza PAN- PRD- MC, a quien califican como un “oportunista, sin escrúpulos y doble cara” puesto que trepador de la política, escaló hasta la presidencia de su partido y hoy finge demencia de las concertaciones que suscribió desde la Cámara de Diputados con sus homólogos del PRI; y no ha dado respuesta precisa y concreta a las acusaciones de Margarita Zavala y del ex presidente Calderón quienes acusan a Ricardo Anaya de deshonesto y traidor.
Ahora que la política y sobre todo la praxis política a la mexicana, no se hace entre “venerables personajes” dotados de inteligencia, pulcros y honestos; todo lo contrario, en la política, como en la casa del jabonero: “el que no cae, resbala” y es por ello que ya nos acostumbramos a las campañas políticas “de lavadero”, en donde el pueblo expectante, como se pudo constatar entre los 13 millones de televidentes que presenciaron el primer debate de los presidenciables, esperaba conocer más de las trapacerías de los contendientes.
No se vio entre los aspirantes, una buena imagen pública, experiencia en el gobierno y personalidad para enfrentar con mano firme, los grandes problemas de México; salvo en uno, el tricolor Pepe Meade, que por desgracia carga el lastre de los priístas deshonestos y corruptos, unos en la cárcel y otros que todavía circulan libremente.
Jaime Rodríguez “el Bronco”, resultó ser la revelación del debate con una propuesta fuera de serie, que si bien fue producto de la ley del talión y de la venganza pública en ancestrales etapas del Derecho Penal Universal, los mexicanos que han sufrido la pérdida de un ser querido o la violencia de las bandas criminales, la vieron bien y esperan que algo se haga para acabar con la inseguridad pública, la corrupción y la impunidad.
El lado chusco del debate, fue otra vez a cargo del aspirante presidencial que sin programa de gobierno, tiene gran aceptación por los antisistema, debido a sus ocurrencias y chistoretes, que le festejan los chairos y que lo han exhibido como un mentiroso irredento, al negar la propiedad de los departamentos que públicamente regaló a Pepe Meade.
Hasta hoy en las campañas políticas presidenciales, no hay nada nuevo bajo el sol; y el país en seguridad pública, va en caída libre.