En días pasados abordé el tema de la CNTE y los bloqueos en Michoacán a las vías del tren.
Dije y sostengo, que tratar de medir al Presidente López Obrador es una apuesta altamente riesgosa, dado que el ejecutivo sabe de paros, tomas y protestas.
Pero más aún, cuando desde hace una semana dejó entrever que sabía qué hay detrás y de manera velada amenazó con darlo a conocer.
Las autorizadas federales han puesto en la mesa la solución a las demandas, solo pidió retirar los bloqueos para seguir adelante, sin embargo, al más puro estilo de la Coordinadora, inventaron más pretextos y no soltaron las vías, causando hasta ahora, un daño económico calculado en 15 mil millones de pesos.
Las voces que piden que se actúe se multiplican. El Presidente señaló que no utilizará la fuerza e insistió en el diálogo y la razón.
Pero todo tiene un límite y ha trascendido un citatorio que gira la Fiscalía General de la República a dos profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación por los bloqueos a vías férreas
No será por la fuerza bruta, pero si por la fuerza de la ley.
Nadie tiene derecho a parar a un país por muy legítimas que sean sus demandas, pero sobre todo, no puede permitirse la impunidad ya que mandaría el mensaje erróneo de que podemos hacer lo que nos pegue la gana sin consecuencias.
Por lo pronto el gobierno federal le enseña los dientes a estos maestros para que entiendan que la paciencia se acaba y que no son dueños de territorios, pero manda claro el mensaje para aquellos a los que se les ocurra intentar algo similar.
Acusarán represión y otras cosas. Las y los mexicanos estaremos complacidos de que se aplique la ley, de una vez por todas.
