¿Falsas quimios? Dudan del fraude a pacientes con cáncer

El escándalo por la supuesta compra y administración de medicamentos “clonados” o “falsos” a enfermos de cáncer en Veracruz no sólo reabrió una pugna política entre Miguel Ángel Yunes Linares y Fidel Herrera Beltrán, sino que dejó lastimados a los pacientes y, sobre todo, a enfermeras y doctores del prestigiado Centro Estatal de Cancerología Dr. Miguel Dorantes Mesa.

La denuncia mediática del gobierno panista fue el 17 de enero, lo que encendió las alarmas de todos los sectores y la indignación social por la supuesta aplicación de agua destilada a enfermos de cáncer y la presunta muerte de ocho niños; aunque fue dos días después cuando se interpuso la denuncia penal para que se indagara el caso de manera profunda.

En medio de la guerra política de más de 30 años que disputan los dos personajes, una de las enfermeras de mayor antigüedad en el centro especializado relató para EL UNIVERSAL que en realidad en la administración de Herrera se compró siempre el medicamento marca Roche, pero en el sexenio de Javier Duarte se adquirió “genérico”. Es decir, “lo mismo pero más barato”, según explicó.

El gobierno yunista ha guardado silencio y no ha presentado pruebas documentales desde que Herrera Beltrán renunció al consulado de Barcelona, España, para defenderse legalmente. Sólo se filtraron documentos oficiales, entre ellos uno que da cuenta de que la denuncia es por una sola ampolleta del medicamento “avastín” que resultó ser falsa y cuyo lote fue retirado del centro de atención.

De manera paralela, se dieron a conocer más de 400 expedientes clínicos de los menores atendidos en el sexenio de Fidel Herrera, en los que se especifica que ninguno recibió tratamiento con avastín por ser determinado sólo para adultos, aunque en casos extremos se podría recetar a niños sólo si un comité ético de médicos lo autorizara.

En tanto, el coordinador de Comunicación Social del Gobierno de Veracruz, Elias Assad, no ha dado respuesta a las constantes peticiones de EL UNIVERSAL de entrevista con diversos funcionarios estatales para que hablen sobre el caso.

El centro especializado ofrece un promedio diario de 220 consultas externas y tratamientos de quimio y radio a pacientes no sólo de Veracruz sino de estados del sureste del país.

Veracruz se encuentra en los 10 primeros lugares del país en incidencia de distintos cánceres, que van desde mama, cervicauterino y leucemias; estadísticas que —según especialistas consutados— toman en cuenta diversos factores como edad, tipo de tumores, genética, alimentación y contaminación ambiental.

De lo mediático a lo penal

El escándalo se desató el 17 de enero, cuando el mandatario veracruzano Miguel Ángel Yunes Linares denunció que durante los gobiernos de los priístas Herrera Beltrán y Duarte de Ochoa se adquirieron medicamentos clonados y se inyectó agua destilada a niños enfermos de cáncer e, incluso, aseguró que ocho de ellos murieron por esas “actitudes criminales”.

Si bien la denuncia se hizo viral, todavía no existía ninguna investigación formal del caso, pues fue hasta el 19 de enero cuando el secretario de Salud estatal, Arturo Suárez Villa, presentó una querella penal por los hechos.

Fue la titular adscrita a la Fiscalía de Investigaciones Ministeriales del organismo general del estado, Nimbe Sofía Simbron Morales, quien abrió la carpeta de investigación número FGE/FIM/F10/CI/006/2017, por el presunto delito en contra de quien resulte responsable.

Primeras irregularidades

El grupo de investigación de la marca Roche aclaró que el medicamento presuntamente clonado en Veracruz no era para quimioterapias ni estaba indicado para niños con cáncer, como lo denunció originalmente Yunes Linares.

En un comunicado de prensa, la compañía internacional aclaró que la medicina que incumplía con las normas fue detectado en 2011, pero insistió en que no es un fármaco para quimioterapia: “La muestra no contenía el principio activo y no cumplía con los estándares de calidad de los productos elaborados y comercializados por nuestra compañía”.

El laboratorio pionero en desarrollo de medicamentos manifestó que bevacizumab (avastín) no es una quimioterapia sino un producto biológico conocido como “anticuerpo monoclonal”, y detalló que desde 2011 se notificó de lo sucedido a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris)

Tras la renuncia del cónsul de México en Barcelona, Fidel Herrera, circuló un documento del gobierno de Veracruz que da cuenta que desde el 10 de julio de 2010 detectaron y retiraron un lote con medicamento avastín sospechoso.

Se trató del memorándum número RM/Farmacia/197/2010, de dicho centro de cancerología, en el que se comprueba que ese año el personal médico y familiares de una paciente detectaron una ampolleta sospechosa, por lo que fue retirado el lote completo.

El oficio dirigido al doctor Raúl Enrique Guzmán García, subdirector médico del Centro Estatal de Cancerología, informa que “el 22 de julio del presente año la familiar de la paciente Leonor N, quien está dentro del programa de gastos catastróficos, regresó a la farmacia de este nosocomio una ampolleta de Bevacizumab (avastín) de 400 mg/16ml”.

El documento detalló que se trataba de una ampolleta del lote en el empaque secundario B3386b018 y en el empaque primario B33868, con fecha de caducidad del 22 de noviembre del 2010, “la cual a la exploración visual presenta una posible contaminación.

En tanto, en los expedientes de 455 niños con cáncer que se atendieron en el Centro Estatal de Cancerología (sin contar 2004), se informó que jamás se les suministró el avastín.

El listado, en el que aparecen los nombres de los pacientes, el tipo de cáncer que padecían y su evolución (algunos recuperados, otros en tratamiento, abandono y unos más fallecidos), detalla que recibieron atención especializada.

“Lo mismo pero más barato”

En el anonimato y por temor a represalias, una enfermera con 48 años de laborar en el sector salud de Veracruz, y 38 en el Centro Estatal de Cancerología, defiende la labor del equipo de médicos y de sus compañeras de trabajo en la atención de los pacientes.

La mujer, que ha pasado por todas las áreas (desde consulta interna, medicina general, área de internos en penales e incluso una especialidad en medicina quirúrgica), aún recuerda cuando en el mismo lugar donde hoy se atiende a enfermos de cáncer operaba un hospital de leprosos hace más de tres décadas, luego pasó a atender pacientes de tubercolisis y acabó en un hospital civil “al que pocos acudían por temor a contagiarse”.

Con una memoria prodigiosa por recordar el nombre de todos los doctores con los que ha laborado, asegura que el trato a pacientes del Centro de Cancerología “es muy bonito”, pues “así como quisiéramos que nos atendieran a nosotros lo hacemos para ellos”.

“Aquí nos ganamos al paciente desde que llega, porque viene a ver qué le dicen, si ya se va a morir y si necesita dinero… Aquí les decimos que vienen a tratarse, que sí tienen cáncer pero que vamos a curarlo”, relata.

Con el miedo a ser despedida, recuerda que las enfermeras siempre se han organizado para ayudar tanto a los pacientes como a sus familiares, pues los tratamientos y la enfermedad siempre golpean la economía.

Lo primero que consiguieron, dice, fue que soldados y policías donaran de manera altruista sangre para los enfermos. También lograron que el empresario local Ricardo Ahued, dedicado a la venta de utensilios del hogar, regalara mercancía a los familiares para que la vendieran en sus pueblos y tuvieran para sus pasajes.

Con la experiencia de años, califica como “una mentira” que se haya atendido a los pacientes con agua destilada, aunque explica que en el gobierno de Fidel Herrera Beltrán el medicamento que se compraba era de “marca”y en la administración de Javier Duarte de Ochoa era simplemente “genérico”.

“Era más barato, pero lo mismo y por eso se tenían que hacer mezclas”, subraya y detalla que las dosis de quimioterapia se prepara según el tipo de cáncer que va desde estómago, hígado, riñón, cerebro y huesos, entre otros.

“Por lo tanto deben ser diversas cantidades, desde recién nacidos, hasta 18 años y adultos; es de acuerdo con el peso, talla y medida, también hay niños grandes pero desnutridos y se deben hacer las dosis individuales. Se tiene que sumar, dividir y restar para que se dé la dosis de medicamento”, asegura.

Las enfermeras, insiste, siempre revisaban al paciente antes de pasar a aplicarle el medicamento para las quimioterapias:

“Siempre hemos revisado todo, se le hacen análisis, de plaquetas, hemoglobinas y siempre los ayudábamos a seguir adelante, porque ambos medicamentos, el de marca y el genérico, los deprimen demasiado”. (El Universal / Édgar Ávila / 30.01.2017)