¿Gracias Trump?

Mucho se dice que Trump salió al rescate cuando confirmó qué aportará un recorte a su producción petrolera a nombre de México para que pueda llegar a un acuerdo de reducción del 23% de la producción global y pueda incrementar el precio del petróleo.
Pero, ¿por qué lo hizo?
Sus razones demuestran que la geopolítica está más viva que nunca, que las movidas no paran ni por el coronavirus, y que más allá de una ayuda a México, esto podría tener que ver también con China y con su reelección.
Comencemos por lo primero. La baja en los precios del petróleo que se dio por la guerra entre Rusia y Arabia Saudita perjudica a todos los países productores. Como nosotros. El precio del crudo Brent cayó de US$45 a US$31.52 durante la primera semana de marzo y la caída continuó hasta llegar por debajo de US$30 a mediados de ese mes.
Algo terrible para las economías que dependen de su venta, en donde México tampoco se salva, aunque los ingresos gubernamentales por la venta del petróleo hayan decrecido en los últimos 10 años hasta llegar al 17.5% que hoy representan. En gran medida por la reducción de nuestra producción.
De ahí la importancia de llegar a un acuerdo y de entender que el único que está ganando es China, por ser el mayor importador de petróleo en el mundo, y por estar aprovechando el momento para comprar y llenar sus reservas estratégicas a precios bajos. Mientras que Estados Unidos, y por lo tanto el proyecto de reelección de Trump, están perdiendo.
Porque con los precios bajos actuales del mercado, el sector del shale oil de ese país quedaría fuera del mercado, por sus altos costos de producción, y esto en tiempos electorales significa, además de economía, asegurar apoyo en Texas.
¿Ya se entiende por qué intervino el magnate neoyorquino?
Para él frenar a China es urgente y también le es urgente impedir que empresas de ese sector se vean afectadas. Ya que según datos de Bloomberg la perforación de nuevos pozos, a estos, precios generaría pérdidas para más de 100 empresas y tan sólo cuatro perforadoras, que son ExxonMobil, Chevron, Occidental y Crownquest, podrían operar y sacar ganancias a esos precios.
Por otro lado, hay que notar que “el apoyo a México” no representa la primera vez que Trump intenta tomar cartas en el asunto de estabilizar los precios del petróleo.
¿Se acuerdan del tuit a principios de este mes en el que dijo que ya había hablado con el príncipe heredero de Arabia Saudita para y que este último ya había hablado con Putín para llegar a un acuerdo y detener la caída?
Finalmente, tampoco hay que perder de vista qué al hacer pública la llamada que tuvo con nuestro presidente, para este tema, Trump no perdió la oportunidad de hacerle promoción, aunque sea de manera indirecta, al muro.
Porque después de declarar que México había accedido a reducir su producción, que Estados Unidos se solidarizaría ampliando la suya para apoyarnos, y que nosotros se lo reembolsaríamos cuando estemos listos, hizo mención de lo mucho que “los estamos ayudando en la frontera” y a los 27,000 soldados mexicanos que tenemos ahí para detener a quienes quieren entrar a su país.
Otra oportunidad más para reforzar su mantra.
Lo interesante será ver si terminaremos pagando nuestra deuda al estilo Venezuela o si nos lo cambiará por algo más en su carrera electoral.
Nuestro ángel de la guarda podría convertirse en un demonio.
El último en salir apague la luz.
@HenaroStephanie / El Economista / 15 de abril de 2020