Hacer gobierno es hacer Estado

Es el momento de modernizar nuestra vida pública afectando a las conductas políticas, al modo en que se ejerce el poder y al funcionamiento de las instituciones. Es la oportunidad de construir una nueva etapa política para solucionar problemas, corregir errores, alcanzar mayores niveles de libertad y de gobernar con sentido social. Es la vía de impedir la presencia del estado fallido y de la deshumanización social.

El desafío que se tiene por delante es de una dimensión colosal. Se tiene que empezar por reivindicar la Administración pública ante exigencia social y la insaciable demanda de mayor calidad de los servicios, así como de la falta de información, de la seriedad y de la credibilidad. No es tiempo de perder el espacio en las improvisaciones y la circulación de la demagogia. Es momento, de desterrar los elogios declarados y reconocer la realidad. Es momento de las ideas y las acciones que permitan construir una agenda pública. Es la hora de cerrarle el paso al pragmatismo que domina a la política. Es la hora de impulsar un gobierno abierto, transparente y de rendición de cuentas.

Pero también es necesario crear un sistema confiable para vigilar la forma en la que se gasta el dinero de todos.

El primer reto del próximo Gobernador del Estado de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez es la conformación de la administración y sus funcionarios, para combatir la inseguridad, la desigualdad social, fundamentalmente hacia las zonas indígenas y poblaciones de alta marginalidad. Éstos deben ser unos de los ejes rectores de la política del gobierno estatal.

Que la responsabilidad tenga el equilibrio de gobernar con sentido de la eficiencia, de la eficacia, de la calidad de los servicios, de la limpieza del juego y de la justicia. Es momento de generar confianza a partir de la honestidad e integridad, “porque la honestidad habla de lo que yo hago, de lo que yo digo y de mis actos públicos y, la integridad habla de lo que yo soy, de lo que yo pienso, de lo que yo hago aunque nadie me esté viendo”. Es momento de que la sociedad y la administración pública sean corresponsables, para forjar un nuevo Veracruz.

La modernización de la administración pública estatal, en este proceso tendrá que superar con éxito el paso de una administración obesa, desordenada y con una situación de déficit, por acudir a frases tajantes como las de Martín Retortillo (1980), “que la Administración es lenta, ineficaz, irresponsable, inhumana, cínica, arrogante e indisciplinada”. Lo que los economistas llaman la “tragedia de los bienes de propiedad común”. A ello habría que agregar al gigantesco desprecio a la Administración que socava todos los rincones de despotismo y arbitrariedad con que se trata a los ciudadanos.

El reto del gobierno del Estado de Veracruz, es elegir a los perfiles propios para el cargo, personas respaldadas de la experiencia, la capacidad de gestión y responsabilidad en el servicio público para el logro de objetivos. Ser eficiente de los escasos recursos económicos disponibles. Vigilar la actuación de los servidores públicos. Eliminar el juego de intereses que se produce de las amplias facultades discrecionales. El relanzamiento de la administración pública moderna.

La construcción del futuro no llegará en forma de buenas intenciones, sino a través de la voluntad de cambio político, la de un mayor diálogo, de una mayor capacidad de compromiso, de más decisiones compartidas en nuestra vida pública.

Las expectativas generadas por el gobernador electo serán evaluadas por una sociedad que vive en la zozobra, marcada por la ola de violencia, la pobreza, el desempleo, la ausencia de inversión en el sector educativo, salud y de infraestructura carretera, así como la deuda pública.

Sin un respeto a la ley, ninguna sociedad puede avanzar.