INCIDENCIA DELICTIVA EN VERACRUZ Y EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Los índices delictivos en la ciudad de México y en la provincia, van en aumento, al tiempo que se cierran las oportunidades de empleo para los mexicanos; muchos jóvenes que no tienen posibilidades de realizar estudios superiores, otros que no pueden terminar los estudios universitarios comenzados; y muchos más todavía, por haber truncado su proyecto de vida con los embarazos no planeados, que derrumban los sueños y aspiraciones de jóvenes mujeres y hombres, que se ven forzados a emplearse “en lo que sea”, con tal de ganarse unos cuantos pesos para costear su propia sobrevivencia y la manutención de los hijos no deseados o no planeados, que en vez de alegría, son motivo de arrepentimiento. En gran parte, la delincuencia fortalece sus cuadros, incorporando a muchos jóvenes, que caen en la desesperación y en la frustración, por carecer de oportunidades; la explotación de mujeres y trata de blancas, que forman cadenas de la prostitución, que se vuelven mujeres explotadas, sin ninguna esperanza de vida y mucho menos de reivindicación; ante la falta de oportunidades para levantarse y recuperar su autoestima y deseos de superación.

En la colindancia de Veracruz con el estado, de Tamaulipas, particularmente en Tampico, Pánuco, el Higo, Tempoal, Pueblo Viejo, hasta Tantoyuca, y otras localidades aledañas, la delincuencia acabó con la tranquilidad de la zona, puesto que desde hace varios años a la fecha, se registran levantones, secuestros, robo de ganado y de maquinaria agrícola, y asaltos a mano armada de quienes allanan domicilios particulares y negocios, ante la mirada impotente de la ciudadanía; aparecen cuerpos decapitados o desmembrados, con cartelones en los que amenazan a otros grupos antagónicos o a las autoridades locales, quienes periódicamente se quedan sin cuerpos de seguridad pública municipal, ante las amenazas de la delincuencia, que obliga a los uniformados a renunciar o simplemente abandonar sus cargos policiacos. De la misma manera, en la conturbación Poza Roca-Tihuatlán-Coatzintla, y en el progresista puerto de Tuxpan, donde por cierto radicó el legendario exportador de caballos finos, “Pancho Colorado”, suceden los mismos hechos delictivos que en el norte de Veracruz p; y de ahí en adelante, la zona centro que incluye Veracruz-Boca del Río- Medellín y hasta Cardel y Xalapa la capital, con los municipios conurbados de Banderilla, San Andrés Tlalnehuayocan, Coatepec y Emiliano Zapata, se han convertido en cotos de poder de la delincuencia, sembrando el terror en la población, sin distinción de estatus social o posición económica.

En la Cuenca del Papaloapan, desde Alvarado, Cosamaloapan, Tlacotalpan, Rodríguez Clara, Lerdo de Tejada, Angel R. Cabada, la región de los Tuxtlas y hasta Catemaco, sucede lo mismo que en la región del norte y centro del estado, con índices delictivos que atemorizan a los habitantes y visitantes de la zona. Hacia el sur de la entidad, en Cosoleacaque, Minatitlán, Coatzacoalcos y Las Choapas, municipios que antes cubrieron la principal ruta de migrantes centroamericanos con destino a los Estados Unidos, se convirtió en una ruta para transportar la droga proveniente de Colombia y de Centro y Sudamérica, con destino a los Estados Unidos, pasando en ocasiones por los tramos carreteros del Istmo de Tehuantepec, hasta llegar a Guerrero, Michoacán, Jalisco, Distrito Federal, con igual destino hacia Norteamérica. La otra ruta de transporte de droga, de asaltos y robo a los transportistas de mercancías, se ha dado entre los municipios de Fortín, Córdoba, Orizaba y Cumbres de Maltrata, hasta llegar al estado de Puebla y continuar su destino hacia el vecino país del norte.

Día a día, crece la delincuencia, aparejada con el desempleo y falta de oportunidades a la población joven de México; delincuencia que se multiplica por la corrupción oficial que en pocas ocasiones queda al descubierto, pues cuenta con la protección de superiores jerarquías, hasta donde llegan las “participaciones para los jefes” que en cada periodo gubernamental se hacen de fortunas incalculables. En la Ciudad de México, el año pasado se presentaron ciento sesenta y cinco mil denuncias, mismas que dan un promedio mensual de trece mil setecientas cincuenta denuncias, que corresponden a cuatrocientas cincuenta y ocho denuncias diariamente presentadas ante el Ministerio Público, en su mayor parte relacionadas con robos en el metro; a transeúntes; así como de bienes muebles, que van desde sillas, mesas y sombrillas instalados en la vía pública, pertenecientes a taquerías, cafeterías y restaurantes; siendo el más redituable de los delitos del fuero común en la Ciudad de México, el relacionado con vehículos y autopartes en general, con el claro ejemplo de las colonias Buenos Aires, Doctores, Tránsito, Algarín, ubicadas en la Delegación Cuauhtémoc, con corresponsales en la Lagunilla y Tepito, donde se compran y venden vehículos desmantelados y piezas sueltas, robadas a vehículos estacionados en la vía pública, habiendo jóvenes delincuentes que roban piezas específicas por encargo, es decir, robo de autopartes sobre pedido.

De lo anterior, se concluye, que los delitos patrimoniales prevalecen en la capital del país, y que los hechos de sangre, rebasan en número en el estado de Veracruz. De ahí que se justifique plenamente el incremento en el número de efectivos encargados de la seguridad pública y la inversión urgente en equipamiento y tecnificación de la prevención del delito; la investigación y persecución a la delincuencia, hasta lograr la sanción de quienes resulten responsables de la comisión de los hechos ilícitos, y después, el encarcelamiento correspondiente, aunque las sentencias se cumplan sin lograr la readaptación o inserción social de los internos.