José Luis González, el conciliador

La disputa del arroyo Ojochapa (propiedad federal), que comparten comuneros de Pajapan y Tatahuicapan, cuyo cauce a decir de los sedicentes líderes ejidales Bernardino Silvestre e Ignacio Trujillo, estaba siendo desviado con maquinaria por los “riñones” de Esteban Bautista Hernández, alcalde del último municipio, para en apariencia, saldar compromisos de campaña, fue magistralmente sorteado por José Luis González, Presidente Municipal de la primera demarcación, en cuya concertación no hubo ni vencedores ni vencidos.

Si algo tendrá que reconocer el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez del jefe edilicio de Pajapan es su habilidad y oficio político, demostrados al haberse colocado en el justo medio de los hechos, sabedor que la gente de ambos pueblos es de sangre caliente y no se toca el corazón para hacer valer lo que a su buen entender, por derecho le corresponde.

Conocedor de las leyes, pero también de los usos y costumbres de ambos pueblos de origen náhuatl, González Hernández pugnó por el diálogo y la concordia, enterado de antemano sobre el sentido del amparo federal tramitado por el ayuntamiento de Tatahuicapan, cuya suspensión provisional favoreció a los pajapenses.

En su argumentación, el gobierno de Tatahuicapan justificó que esa obra hidráulica beneficiaría a habitantes de las colonias La Ceiba y la Bocana Ojochapa a las que les urge una red de agua potable.

Socialmente demostraron que la razón les asistía, porque el vital líquido es un derecho constitucional; sin embargo omitieron que en la construcción de ese vaso de captación, perjudicarían a terceros, algo así como 600 ganaderos y agricultores de Pajapan. Y fue ahí, donde la marrana torció el rabo.

Enterados del tema, los presuntos líderes comuneros de Pajapan, Ignacio y Bernardino Trujillo, azuzaron ayer a la población a bloquear el acceso al centro del pueblo, tomando de pasadita las instalaciones de un plantel educativo, con el argumento que así obligarían al gobernador a intervenir personalmente en el conflicto.
No los vio ni los escuchó, como decía el clásico.

Ignacio y Bernardino traen clavado entre pecho y espalda un sentimiento en contra de Esteban Bautista, por unos negocios fallidos que en mala hora les autorizó, cuando fue alcalde por vez primera hace 17 años.

Cegados por el rencor exhortaron a la población a congregarse en las afueras de la escuela primaria “Cuauhtémoc”, asistiendo a la convocatoria unos 120 vecinos de los miles que habitan la cabecera municipal. Pocos de verdad, pero suficientes para bloquear el acceso principal y el plantel, cuya plantilla de docentes en su mayoría es originaria de Tatahuicapan.

24 horas después, el bloqueo y plantón proseguía, a pesar que Esteban Bautista acatando la suspensión provisional, ya había girado instrucciones para frenar la obra de captación de agua en el referido arroyo; trabajos que por cierto le fueron autorizados por la Comisión Nacional del Agua, la Semarnat así como la Comisión de Agua del Estado de Veracruz, que insistimos, jamás repararon en el perjuicio a terceros, en este caso a ganaderos y agricultores.

Como fuera el conflicto entre ambos municipios concluye con una victoria parcial para los pajapenses, en virtud que la resolución final ocurrirá en próximas semanas, empero, dada la excelente relación entre José Luis González y su homólogo Esteban Bautista con toda seguridad, estos dos pueblos emblemáticos de la cultura Náhuatl Popoluca, seguirán hermanados por su cultura, tradiciones y costumbres, en el entendido que son más sus coincidencias que sus diferencias.