Juan Carlos Molina iba a presentar su renuncia a la dirigencia estatal de la CNC en los próximos días

En un conmovedor texto publicado en redes sociales por el periodista Víctor Ochoa, jefe de prensa del diputado local Juan Carlos Molina, asesinado este sábado, revela que en la última comunicación que tuvo con el legislador éste le pidió que revisara una carta donde anunciaría su renuncia a la dirigencia estatal de la Confederación Nacional Campesina (CNC).

El texto fue acompañado por un par de imágenes donde se aprecia la carta y la conversación del también empresario ganadero con el periodista, quien era uno de sus colaboradores más cercanos.

A continuación, el texto y la imagen de la carta.

Adiós, compaye.

“Qué opinas (…) quiero entregarlo la próxima semana (…) revísalo y componlo hno porfa”, fue el último mensaje que crucé con Juan Carlos Molina Palacios vía WhatsApp.

Eran las 11:33 de la mañana de este nublado sábado 9 de noviembre del 2019.

Le respondí en positivo, pidiéndole solamente que me diera unos minutos para revisar el documento que me enviaba.

Era su carta de renuncia a la dirigencia estatal de la CNC.

A las 12:52, es decir, una hora con 19 segundos después, recibo el primer mensaje de un compañero periodista preguntando si sabía algo del “compaye”, como coloquialmente se le conocía gracias al jocoso estilo periodístico de Notiver.

Le respondí que recién había cruzado mensaje con él y que por lo tanto -según yo- estaría bien en su rancho disfrutando a su familia y a su más grande pasión: la ganadería.

El informado periodista me insiste que checara bien porque le había llegado el dato que de que Molina, el “amigo de verdad”, cómo le decían en su natal Carlos A. Carrillo, habría sufrido un atentado.

Fue el caos. Corté la llamada con el reconocido columnista y de inmediato le marqué al legislador. El teléfono sonó y sonó y ya no me contestó.

Enseguida empiezo a hacer llamadas a sus allegados, hasta que uno de ellos, su primo-hermano, me confirma el lamentable y trágico deceso de quien fuera dos veces ganador del premio nacional al mérito ganadero y dos veces merecedor al mismo título a nivel mundial.

Juan Carlos Molina, el “compaye”, el “hermano” de todos, el amigo incondicional y franco, el “hombre del sombrero”, había sido alevosamente ejecutado por presuntos sicarios cuando se disponía a salir de su amado rancho “Rosa Del Alba”, ubicado en Medellín de Bravo.

Inerte quedó en su camioneta el controvertido personaje que se hablaba de tú con toda la gente, sin importar si eran pobres o si eran ricos. Su sencillez y carisma eran incuestionables.

Combativo, arrojado, echado pa’lante, así era Molina. Amoroso al mil con su familia. Directo y franco con sus amigos y amigas.

Siempre dispuesto a ayudar a la gente. A esa misma gente que hacía reír a carcajadas con sus ocurrencias y lenguaje desmadroso.

Los campesinos ya no tendrán más a ese líder que sacó a la CNC del letargo que vivió durante muchos años.

La familia ya no tendrá más a ese hijo, hermano, esposo y padre cariñoso, afable, sonriente.

Los amigos ya no tendremos más a ese “hermano” que siempre tenía una palabra de aliento para todos.

Gracias, hermano, por enseñarnos a ver la vida siempre con actitud y positivismo.

Descansa en Paz, Juan Carlos Molina Palacios.

Descansa.

Nosotros, aquí en la tierra, esperamos que Dios le dé fortaleza a tus seres queridos y que tu muerte no quede impune.

Adiós, “compayito” del alma.