La caída de Osorio Chong, se dio el 27 de noviembre pasado y su salida de Gobernación era obvia y esperada

El viejo sistema político mexicano, repitió en múltiples ocasiones, el esquema de “lanzar como candidato presidencial” a quien hubiera desempeñado con buen tino el cargo de Secretario de Gobernación; puesto que la Secretaría del Interior, según se le conoce en otros países, tiene la función o el encargo de mantener la gobernanza, que no es otro cosa más que evitar conflictos al interior del país; mantener la vigencia del orden jurídico; y sostener el respeto de la ciudadanía en favor de las Instituciones Públicas, para velar al frente de todo el gabinete por un Estado Democrático de Derecho. Por estas y otras razones que derivan de las “costumbres políticas” y el estilo personal de gobernar del Gran Tlatoani de Los Pinos, es que se llegó a considerar como el puntero en la carrera hacia Los Pinos, el licenciado Miguel Ángel Osorio Chong.
Los equipos políticos que para el quinto año de gobierno del licenciado Enrique Peña Nieto, se formaron, dieron la impresión de un descontrol que derivado de las divisiones al interior del gabinete y los golpes bajos y zancadillas que naturalmente tenían que propinarse entre los aspirantes a suceder al hombre de Atlacomulco, no sorprendieron a nadie, así la lucha en el ámbito del magisterio, con las secciones de la CNTE constituidas en Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán, no sorprendieron a nadie, por cuento hace a la existencia de un patrocinio económico oficial y por la impunidad con que la resistencia magisterial a la reforma educativa del presidente Peña Nieto, actuó durante más de dos años, en la más grande impunidad. Ni siquiera las protestas de los padres de familia, ni del sector privado y la clase empresarial, pudieron hacer que el Gobierno Federal pusiera un hasta aquí al movimiento opositor del magisterio, quien se valió también de bandas de porros y pandillas que en cada marcha vandalizaban todo lo que encontraban a su paso, ocasionando el repudio popular que dio lugar a la salida del primer Secretario de Educación del gabinete peñista, licenciado Emilio Chuayffet Chamor, gran maestro de la clase política del PRI, originario del Estado de México y miembro prominente también del Grupo Atlacomulco, que en su momento formó el profesor Carlos Hank González de la vieja guardia del PRI.
De la batalla librada por la reforma educativa, pudiera decirse que le correspondió al Secretario Aurelio Nuño Mayer, enderezar el rumbo y sacar adelante el proyecto educativo de Peña Nieto, capitalizando a su favor la imposición del nuevo modelo educativo, contra viento y marea, lo cual vino a demostrar que el puño cerrado de Osorio Chong fue ineficaz para sus aviesos propósitos de convertirse en un factótum de la gobernanza. Vino también en otra área que desde el inicio del periodo de gobierno del licenciado Enrique Peña Nieto, se adjudicó a la Secretaría de Gobernación, para darle toda la fuerza a esa Secretaría de Estado, que fue la Secretaria de Seguridad Pública, cuyo primero titular Manuel Mondragón y Kalb con su viejo y obsoleto estilo que empleó en la Ciudad de Mexico cuando tuvo el mismo desempeño a nivel local, queriendo depurar las filas de la corrompida corporación policial, recurrió a los famosos exámenes de Control de Confianza, que se volvieron “un negocio” para las empresas y laboratorios encargados de la revisión personal de los efectivos policiacos, mismos que hasta ahora siguen dando pauta a la crítica, cada vez que se descubre a la policia otorgando protección a la delincuencia o formando parte integrante de los grupos delictivos. Dentro de la Comisión Nacional de Seguridad se incorporó a 35 mil elementos de la policia federal del Centro de Investigación y Seguridad Nacional mejor conocido como “CISEN”, dependencia dirigida por el señor Carlos Imaz, con una gran carga de repudio popular en su contra, por las viejas prácticas de esa institución, en el espionaje, persecución y tortura de activistas políticos, considerados contrarios al gobierno, que tuvo como antecedente a la Dirección Federal de Seguridad, también de la Secretaria de Gobernación cuyas historias más truculentas se tejieron durante el periodo de la llamada Guerra Fría y de la lucha contra la incipiente guerrilla que se incubó en el estado de Jalisco con mínimas ramificaciones en otras entidades del país.
El CISEN nada ayudó al proyecto político del Secretario Osorio Chong, puesto que la indiscreción con que se actuó a través de ese instrumento de espionaje y persecución política, siempre salió descubierto antes de que fueran conocidos los resultados de sus trabajos; ni siquiera se sabe que la información “siempre valiosa” que se obtiene en el interior de los reclusorios hubiera servido para prevenir acciones crimínales, evitando que desde el interior de las cárceles sentaran sus reales, los promotores del autogobierno y la extorsión telefónica; por eso hoy se habla de más de Cien mil fallecidos en acciones crimínales, cifra que rebasará en los próximos meses, al número de homicidios dolosos producto de la guerra contra las drogas del ex presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Todas las inversiones vinculadas a proyectos de Seguridad Nacional, han sido convertidas en elefantes blancos o solo han servido para beneficiar los bolsillos de algunos colaboradores del Gobierno Federal, quienes coludidos con funestos empresarios privados, desviaron esos recursos argumentando que hacía falta modernizar la infraestructura policial, la tecnología para utilizar los bancos de datos del CISEN, dejando atrás lo que fue orgullo del gobierno de Calderon, constituido por el poderoso sistema de información que resguarda “Plataforma Mexico”; pues todo ese acervo representa el lado oscuro de la información penal y política, tan necesaria para evitar la impunidad, el incremento delictivo y el número de muertos que hoy aparecen decapitados y desmembrados por todo el territorio nacional.
Por todo ello, a pesar de los enormes recursos multimillonarios asignados por el presupuesto federal a la Secretaría de Gobernación y a pesar también del número tan grande de personal incorporado a la nómina de Gobernación, sus resultados fueron durante toda esta administración que preside el licenciado Enrique Peña Nieto, ineficaces para entregar los resultados que el propio presiente esperaba y que la sociedad civil viene reclamando con mayor energía en los últimos treinta años, por lo menos. Los antecedentes curriculares del licenciado Miguel Ángel Osorio Chong, demuestran que su paso por diversas dependencias gubernamentales, que en lo local se iniciaron en el estado de Hidalgo, que llegó a gobernar y que su lealtad al presidente Enrique Peña Nieto, en lo personal nadie cuestiona, pero en lo institucional no se puede ser leal cuando se traiciona la confianza depositada en una persona para alcanzar un propósito bien definido, que tenia la tarea de garantizar la seguridad pública, el estado de derecho, la gobernanza y el respeto a las instituciones democráticas, antes de cualquier ambición personal para construir la candidatura presidencial que finalmente fue por parte del Revolucionario Institucional para alguien que no tenía militancia partidista, pero que fue leal al gobierno de Peña Nieto, cuidando sus intereses en política exterior, en el manejo financiero del gobierno y en el resguardo de su persona y confidencialidad de sus desempeño, para ganar la carrera sexenal con un “sprint” que dejó a distancia a los desgastados y cansados aspirantes a la meta presidencial. La llegada del doctor Alfonso Navarrete Prida, quien desde hace por lo menos treinta años trabaja en el equipo político mexiquense y desde que comenzó su carrera política ascendente el presiente Enrique Peña Nieto, a su lado y comprobada lealtad; garantiza la toma del control político entre Los Pinos, Gobernación y el CEN del PRI; sobre todo ahora, en pleno proceso electoral que se encuentra en ebullición y requiere de mano firme, de lealtad y compromiso con la Nación.