La dama del maquillaje

Vaya, vaya… En el gobierno de la 4T hay funcionarios que nos hacen recordar la Casa del Tío Chueco, en donde todo está al revés.
Y es que la servidora pública que debiera garantizar la transparencia en el manejo de los recursos, pues simplemente encabeza la lista de los más opacos.
Nos referimos a la Contralora Leslie Garibo Puga, quien decidió clasificar como confidencial su declaración patrimonial y de conflicto de intereses. Vaya contrasentido, sobre todo porque tanto los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador como de Cuitláhuac han propalado a los cuatro vientos que ellos encabezan una administración transparente y honesta.
¿Pues qué tanto esconde la Garibo que no quiere que se sepa? No vaya a ser como solía decir una veterana periodista veracruzana que los gatos se regocijan de pulcritud en su arenero, mientras no se le ocurra a alguien excavar tantito porque de inmediato emerge el olor nauseabundo de sus excrementos.
Pero no es nada nuevo. La Garibo se ha hecho famosa precisamente por su opacidad. En los temas más polémicos y aguerridos, Leslie ha salido a contar puros cuentos chinos que a nadie convencen y cuando la cuestionan los acuciosos reporteros, emprende la graciosa huida. Huye de la verdad como el endiablado al agua bendita.
Mucho tendrá que explicar esta dama que se mueve en el manto de la oscuridad, ahí en donde se esconden las verdades a medias y secretos inconfesables.
¿Qué tanto oculta la Contralora no sólo a su jefe el Gobernador sino también a los veracruzanos, quienes con nuestros impuestos sufragamos su sueldo vergonzosamente devengado?
Tanta suspicacia ha generado la opacidad de la Garibo que ya uno que otro sospechosista está dudando hasta de su nacionalidad. ¿Tanto así?… Todo se puede esperar de la dama del maquillaje.