La discordia política que impide la buena gobernanza en nuestro país

La esperanza muere al último y ya que la definición de las interacciones entre el mandante (pueblo) y el mandatario (autoridad), se conocen como la “gobernanza”; que desde hace varios sexenios no hemos podido alcanzar, por la “discordia política” que impide construir las instituciones y los cambios con que tradicionalmente llegan nuestras autoridades, al inicio de cada periodo presidencial; confiamos en la capacidad de AMLO para que al fin se logre la gobernabilidad.

Por lo menos desde 1968 a la fecha, la gobernanza en este país, no se ha podido implementar, por la ineficacia y la discordia de la clase política mexicana. Esa situación que hemos vivido en México, sin legitimidad de quienes llegaron a ejercer el mandato del pueblo desde el Palacio Nacional, ha impedido a la vez que la sociedad civil asuma y construya un poder independiente que revoque el mandato a los malos funcionarios de elección popular cuando sea necesario.

Pero lo que sí se ha logrado es el ejercicio democrático que obliga a respetar el voto ciudadano, libre, secreto y directo en las elecciones. En el año 2000, con la primera transición democrática que permitió al PAN llevar a su candidato Vicente Fox a la titularidad del Ejecutivo Federal; las expectativas desaparecieron, sin lograr los cambios anunciados por el candidato Fox, quien contó para hacer un mal gobierno, con la ayuda de su esposa Martha Sahagún y de sus hijos los hermanos Bribiesca.

El relevo con otro personaje del “Yunque”, Felipe Calderón Hinojosa, decepcionó por incumplir sus ofertas de campaña, pues en lugar de ser considerado como el Presidente del empleo, lo fue del desempleo y de los crímenes y hechos de sangre, producto de la Guerra contra las drogas y de la militarización del país, sin rumbo y sin resultados.

Del expresidente Peña Nieto y su discordia política, todavía se escribirá mucho, por la opacidad de los escándalos y la corrupción de los casos identificados como “la Casa Blanca, Odebrecht, Estafa Maestra”, y los hechos de sangre y desaparición forzada del caso Tlatlaya, de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y de miles de víctimas de la guerra entre los cárteles de la droga.

Solo resta confiar en que el Presidente López Obrador, no permita que la discordia política se apodere de su gobierno, en perjuicio de los 31 millones de votantes que lo llevaron al triunfo, y de todos los mexicanos que hoy confiamos en él.