La dispareja justicia veracruzana

El domingo anterior policías de la Ciudad de México que atendieron una llamada de auxilio de la alcaldía de Tláhuac, tuvieron un trágico percance. Un presunto ladrón que minutos antes había robado en una casa, quiso atacar con un cuchillo a uno de los uniformados que desenfundó su arma, disparó y lo mató.
El policía fue retenido un par horas hasta que se comprobó que actuó en legítima defensa, (lo que fue verdad) y salió en libertad. ¿Perderá su chamba? No, para nada. Seguirá trabajando. Y a partir de este hecho los ladrones lo pensarán dos veces antes de atacar a un policía y pretender salir impunes.
También este domingo, pero en el municipio veracruzano de Acultzingo, un hombre de 65 años a quien todos conocen como don Ramón, fue detenido por elementos policiacos luego de haber asesinado a un presunto secuestrador.
La noche de la tragedia don Ramón Merino se encontraba en su hogar cuando su hijo Jonás le advirtió que unos maleantes integrantes de la banda de Roberto de los Santos alias “El Bukanans” lo perseguían. Don Ramón tomó su vieja escopeta y enfrentó a los delincuentes matando a uno e hiriendo a otro.
Minutos después elementos policiacos lo detuvieron lo que provocó el enojo de los pobladores que bloquearon la carretera Acultzingo-Tehuacán en demanda de su liberación.
A pesar de que la Fiscalía General del Estado lo acusó de homicidio doloso calificado, abogados penalistas coincidieron en señalar que don Ramón saldría en libertad si se comprobaba que había actuado en legítima defensa.
La bronca es que la legítima defensa no operó y el Juez de Control del XV Distrito con sede en Orizaba, le dictó un año de prisión preventiva.
¿Cómo puede ser posible eso?
Don Ramón Merino no fue a buscar camorra, se la buscaron a él. Le quisieron secuestrar a un hijo como antes le secuestraron y violaron a una hija y le desaparecieron a un sobrino. El hombre hizo por su vástago lo que el Estado no ha podido hacer por miles de veracruzanos secuestrados, asesinados y desaparecidos. Y sin embargo está en la cárcel.
Lo que hizo la justicia de la Ciudad de México con el policía que se defendió del ataque de un delincuente fue lo correcto. Lo que está haciendo la justicia de Veracruz con una persona que defendió la libertad y probablemente la vida de su hijo, es una injusticia con todas sus letras.
La reacción en las redes no se hizo esperar. El hashtag #liberenADonRamon es tendencia y las protestas en Acultzingo amenazan con arreciar.
De acuerdo con una información que presentó en televisión la periodista Azucena Uresti, la acción de don Ramón les quitó el miedo a los habitantes de ese municipio que advirtieron que enfrentarán a los delincuentes.
La periodista dijo al aire que trató de comunicarse con el gobernador Cuitláhuac García o con alguna autoridad para que le informaran sobre el caso, “pero no tuvimos suerte”.
Ni la tendrán.
En estos días para lo único que tienen cabeza Cuitláhuac y su séquito, es para organizar la enésima visita que hará el presidente López Obrador este fin de semana, donde constatará que las cosas en Veracruz están a toda madre; principiando por la seguridad.
Uta si… cómo no.
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