La Guardia Nacional: Las complicaciones del debate

El tema de la semana será sin duda el debate que se está generando en la Cámara de Senadores para la aprobación de la Guardia Nacional, pues esto implica la creación de un cuerpo semi-militarizado: estructuras jerárquicas de naturaleza militar, que realizarán labores de policía preventiva y eventualmente, deberán actuar como fuerzas de reacción contra la delincuencia organizada.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos se ha opuesto al proyecto señalando que México al aprobar una disposición constitucional de esta naturaleza -ya que para crear la Guardia Nacional es necesario reformar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos- violaría sentencias y criterios internacionales, al regularizar la participación de las fuerzas armadas en materia de seguridad. En esta visión, han coincidido también el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU y una importante cantidad de Organizaciones de activistas y Sociedad civil.

Por otra parte, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se manifestó ansioso y deseoso de la pronta creación de la Guardia Nacional, incluso indicado que el Senado debe volver al proyecto original -corregido por la Camarada de Diputados- y acusó a la oposición de “desatar la violencia y convertir al país en un cementerio”.

Al respecto, debemos señalar que algunos países cuentan con cuerpos semi-militarizados similares, el caso de los Carabineros en Chile, la Guardia Civil Española o bien los carabinieri italianos, que, dependiendo el diseño constitucional, tiene diferentes variantes, pues no se trata de Estados Federales como México, sino con otra estructura política y, por ende, diferentes competencias regionales.

Adicionalmente a eso, debemos reconocer que en este momento eliminar la participación de las fuerzas armadas del combate a la delincuencia organizada tendría graves y catastróficas consecuencias para la seguridad nacional, en ese sentido lo deseable es encontrar puntos de equilibrio, es decir, construir una redacción constitucional que permita tener la presencia temporal de los militares en el combate a la delincuencia organizada y por otra parte mantener la proximidad y la cercanía que da una fuerza civil en carácter de policía preventiva.

Pero justamente para resolver ese dilema, se requiere hacer política, tener la capacidad de generar consensos y construir un debate legislativo propositivo, que acerque posiciones, que logre puntos medios.

Sin embargo, ello se ve distante, a partir de la enorme polarización que ha convertido esta lucha por construir un cuerpo de Guardia Nacional en un planteamiento ideológico. Se han extendido, como un incendio, los slogans y los argumentos de campaña, dejando atrás un debate técnico y convirtiendo este proceso, en una continuación de la Guerra Electoral.

México necesita Paz. La Paz es un concepto que se construye, no va a llegar sola, y la primera forma de construirla es generar consensos y los consensos son los acuerdos políticos necesarios.