La guerra por alcaldías de Veracruz, Boca del Río y Xalapa

El 4 de junio, además de las gubernaturas del Estado de México, Nayarit y Coahuila, se renuevan las 212 alcaldías de Veracruz. El 2017 en gran medida será un laboratorio de lo que vendrá en el 2018: se ponen en juego tanto el primero, como el tercer padrón electoral más abultados del país.

Como en cualquier entidad federativa, hay alcaldías de peso, presidencias municipales relevantes por su talla política en lo estatal y nacional. No será lo mismo, en el caso de Veracruz, ganar Acajete que Boca del Río, o Las Choapas que Xalapa. Los nombres por sí solos venden y pesan distinto.

En Veracruz, la alianza que llevó a Miguel Yunes a la gubernatura busca agenciarse la zona conurbada por el Puerto de Veracruz y Boca del Río. De lograrlo, el panista tendría en sus manos, al menos de manera virtual, el mayor padrón electoral disponible del estado.

La estrategia no es nueva, pero sigue siendo igual de efectiva, más aún cuando habrá de elegirse nuevo gobernador en el 2018. Yunes Linares tiene, en términos políticos, 18 meses más de mandato por delante. Cualquier estrategia electoral en Veracruz que contemple ganar la gran “votación conurbada”, tiene el 60% de avance en la bolsa.

Históricamente Boca del Río ya “pertenece” al PAN; quizá sólo lo perdería si ocurriera una enorme catástrofe electoral, o llegara un candidato opositor polémico, como Fidel Kuri Grajales, el dueño de los Tiburones Rojos, quien ha estado sonando como aspirante a esa municipal.

Por su parte, y pensando en las alcaldías más simbólica del territorio veracruzano, Xalapa sería en esencia la más peleada de las 212 en disputa. Por el PRI, el ex diputado federal, Alejandro Montano Guzmán; en el PAN-PRD, quien ya una vez fue edil, David Velasco Chedraui, mientras que por Morena no importa el que vaya, llevará fuerza en la capital por ser recomendado de López Obrador.

Xalapa, Veracruz y Boca del Río, las tres joyas de la corona municipales que bien podrían inclinar la balanza hacia el 2018. Si bien es cierto perderlas no significa derrota segura, electoralmente hablando puede resultar catastrófico, pues es imposible ganar la mayoría de las demás alcaldías para “compensar”.

Los líderes nacionales del PRI, PAN, PRD y Morena saben que en la elección del 2018, Veracruz será de nuevo la “madre de todas las batallas”, pero también están seguros que antes deberán pasar por el 2017, y ahí está la otra gran guerra, aquella en la que se valen los golpes por la espalda.

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