La lección de Franklin

El paso de Franklin por el estado de Veracruz nos puso en alerta y demostró que la cultura de la protección civil está surtiendo ya efectos.
Acostumbrados a los embates naturales en cada temporada de huracanes, hoy no hubo muertos, afortunadamente, solo 2 heridos lo cual, para un fenómeno cuyo radio era de 600 kilómetros no fue prácticamente nada. Los planes de protección funcionaron como debe ser.
No fue trabajo de un día para otro pues, desde hace muchos años, se hicieron los atlas de riesgo, se ha insistido a la población sobre las medidas de prevención que debe adoptar en caso de emergencia por fenómenos naturales, se hizo una mecánica de activación de los albergues y se contrataron los seguros catastróficos para el campo.
La aportación de esta administración al enriquecimiento de esta cultura es que se elaborará un inventario de afectaciones a particulares, así como de bienes públicos y de cultivos agrícolas para remediar los daños. Es un trabajo minucioso pero necesario.
Contra Franklin todos sumaron: la Secretaría de Gobernación adelantó las declaratorias de desastre para 70 municipios; en unas horas se reabrió la circulación en el par de carreteras afectadas y los delegados federales también pusieron su granito de arena desde cada área: el ISSSTE se abrió a la posibilidad de atender a veracruzanos incluso sin ser derechohabientes y la Sedesol puso a disposición sus más de 250 comedores comunitarios para usarlos como albergues. Nada fue necesario.
Lo cierto es que Franklin fue de los primeros, aún nos faltan muchas otras depresiones, tormentas tropicales y demás, por lo que si bien es digno de reconocerse el impecable trabajo realizado así como la suma de voluntades y la respuesta de la sociedad civil, no podemos bajar la guardia, por el contrario debemos consolidarnos como uno de los estados referente en materia de protección civil: ahí la llevamos.

@YamiriRodríguez